Galardonada en Dubái como el Mejor Diseño del Grand Prix d’Horlogerie de Genève 2021 –la gala de los Oscar de la relojería–, llega la colección Luna Magna Platinum de Arnold & Son, con una edición especial de 28 piezas.
Dentro de la caja de platino 950 pulido de Luna Magna Platinum resalta en la carátula una luna tridimensional, realizada con aventurina azul y mármol gris, que se aprecia a través del cristal de aventurina que adorna el reloj, mientras que las horas se leen en una esfera de nácar blanco que produce reflejos cambiantes.
El satélite natural de la Tierra es muy valorado por Arnold & Son, de ahí la decisión de honrarla con Luna Magna Platinum, con el lustre sobrio y discreto del platino. Los cristales metálicos insertados en el vidrio de aventurina le producen vida a la esfera con su brillo.
Para reflejar la dualidad del astro, la mitad de la luna tridimensional de 12 mm se compone de mármol gris y la otra mitad de cristal de aventurina. Con el paso del tiempo, la luna presenta todas sus facetas: creciente, llena, menguante y nueva, e ilumina el cielo, una y otra vez.
Estos claroscuros, guiados por la complicación exclusiva de la fase lunar, hacen de Luna Magna Platinum un reloj cambiante, vivo y duradero. En la lectura de la hora encontramos una esfera graduada con 12 números romanos y la firma Arnold & Son, montadas en un disco excéntrico que debe su reflejo al nácar blanco ligeramente irisado.
Luna Magna Platinum utiliza el calibre A&S1021, desarrollado, mecanizado, ensamblado y ajustado en la maison suiza. Este movimiento, diseñado en torno al globo lunar, presenta una cuerda manual, reserva de marcha de 90 horas y un órgano regulador con una frecuencia de 3 Hz. En cuanto al fondo, cuenta con un marcador secundario con lunaciones de gran legibilidad, pensado para ofrecer un ajuste de alta precisión.
La sofisticación de esta mecánica celeste se basa en su fidelidad a la realidad astronómica. La duración de un ciclo lunar completo es de 29 días, 12 horas, 44 minutos y 2.8 segundos, y en Arnold & Son consiguieron ajustar el reloj de tal manera que, si no se detuviera nunca, habría que esperar 122 años antes de que esta fase de la luna acumule un día de diferencia entre lo que indica y la realidad celeste. En caso de ser necesario, el ajuste es fácil de realizar, al acceder directamente a la función lunar de Luna Magna Platinum desde la corona.