Breguet dio a conocer la nueva interpretación del modelo Hora Mundi de la colección Marine, un reloj que conjuga proezas técnicas y estéticas.
Este cronómetro requirió tres años de desarrollo y fue reconocido con cuatro patentes, que incluyen disponer de un doble huso horario de cambio instantáneo. Esta ventaja técnica es posible gracias a la manipulación del pulsador y de la corona.
Tras determinar la primera ciudad, la hora y la fecha, el propietario solo tiene que ajustar la segunda ciudad. El mecanismo interno calcula automáticamente la hora y la fecha gracias a un sistema de levas, martillos y un diferencial integrado. De esta forma, con una simple presión del pulsador se puede viajar de un extremo al otro del planeta sin perturbar el funcionamiento del guardatiempos.
La caja de 43.9 mm de diámetro, disponible en oro blanco y en oro rosa, alberga el calibre 77F1 de carga automática, dotado de un escape que incluye elementos clave de silicio.
Una escapada visual
Al combinar los materiales, así como con la superposición de sus distintas placas, la esfera ofrece una interpretación del mundo sobre la muñeca. En la primera base de oro, las olas guillochés a mano rompen contra las orillas de los continentes.
El fondo soleado de la esfera, vestido de un color azul abismal, confiere a los motivos en forma de olas una sensación de valses permanentes. Una placa adicional de zafiro está compuesta por los meridianos metalizados. Los continentes están revestidos con un tratamiento satinado horizontal y sus litorales sutilmente delineados con un borde metálico de tono turquesa.
Por último, un realce exterior sirve de soporte a los distintos elementos presentes en la esfera. El resultado presenta dimensiones y superficies brillantemente logradas gracias a diferentes procesos que requieren semanas de trabajo.
Las agujas de las horas y los minutos, así como los índices, están dotados de un material luminiscente que permite la lectura de la hora en la oscuridad. Situados a las 4 h, el sol y la luna están martillados a mano para aportar un mayor realismo. Mientras que el sol se viste de oro rosa, la luna, bañada en rodio, luce un aspecto gris misterioso.
Una parte de este mecanismo excepcional se puede admirar a través del fondo de cristal de zafiro decorado con Côtes de Genève, guilloché y acabados acaracolados.