La casa IWC Schaffhausen reincorpora dos versiones del emblemático Portofino Calendario Perpetuo a la colección Portofino.
Una de ellas es presentada en oro rojo de 18 quilates (foto inicial) y la otra en acero inoxidable. Se trata del primer Portofino con calendario perpetuo en acero inoxidable. El Portofino Calendario Perpetuo, con una caja de solo 40 milímetros de diámetro. Ambas versiones están impulsadas por el movimiento calibre 82650 de fabricación propia de IWC, con cuerda Pellaton automática con componentes cerámicos y una reserva de marcha de 60 horas.
Además de los indicadores para la fecha, el día de la semana y el mes, el calendario también incorpora un indicador perpetuo de fase lunar, que solo se desvía un día cada 577.5 años de la órbita del satélite terrestre. Su programa inteligente mecánico reconoce las diferentes duraciones de los meses y añade automáticamente un día adicional a febrero en los años bisiestos.
El calendario –desarrollado en la década de los 80, con menos de 100 piezas hábilmente distribuidas– se distingue por su gran nivel de autonomía y por su facilidad de uso.
Asimismo, funcionará perfectamente sin intervención manual hasta 2100, una fecha en la que, debido a una excepción en el calendario gregoriano, no se considerará año bisiesto. No obstante, dado que todas las indicaciones están perfectamente sincronizadas, el calendario puede avanzarse con solo utilizar la corona.
Con el Portofino Calendario Perpetuo, esta emblemática complicación regresa a la línea Portofino. La versión con caja de acero inoxidable con esfera chapada en plata y agujas y apliques chapados en rodio, convirtiéndose así en el primer modelo Portofino con calendario perpetuo cuya caja está fabricada en este clásico y material de gran solidez. La otra incorpora una caja de oro rojo de 18 quilates, una esfera chapada en plata y agujas y apliques chapados en oro.
Ambas versiones están equipadas con correas azules fabricadas en piel de becerro, con un acabado suave y natural, que aportan al reloj un aspecto refinado y contemporáneo. Otra característica a destacar es el indicador perpetuo de la fase lunar. Integrado en la indicación del mes, muestra la luna sobre el telón de fondo de un cielo nocturno colmado de estrellas.
Gracias a un tren de engranajes con una reducción precisamente calculada, funciona de forma tan precisa que solo se desvía un día cada 577.5 años de la órbita real del satélite de la Tierra.
El movimiento, que presenta un elaborado acabado, puede admirarse a través del fondo de caja transparente de cristal de zafiro. Asimismo, incorpora el eficiente sistema de cuerda automática desarrollado en los años 50 por el antiguo director técnico de IWC, Albert Pellaton. Gracias al uso de los movimientos más leves de la masa oscilante en ambas direcciones, este sistema puede acumular una reserva de marcha de hasta 60 horas en el resorte principal.
Los componentes del sistema de cuerda automática sujetos a los mayores roces, como la leva en forma de corazón y los trinquetes, están fabricados en cerámica de óxido de circonio, un material prácticamente inmune al desgaste. Además, el rotor incorpora el medallón de firma “Probus Scafusia” en oro macizo.