Desde hace varios años, Chopard dedica su tradicional cita de la Semana de la Alta Costura de París a la presentación de las piedras preciosas más bellas.
Así fue como en 2017 Chopard presentó The Garden of Kalahari, una colección imaginada en torno a un diamante en bruto de 342 quilates que dio vida a un conjunto formado por 23 diamantes, cinco de los cuales son de grado D-Flawless de más de 20 quilates. Otra piedra en bruto de gran pureza, la esmeralda Chopard Insofu (6.225 quilates), se encuentra en las manos expertas de los artesanos de la Casa para brillar dentro de una futura colección todavía en ciernes.
Las nuevas gemas de la colección fueron desveladas, como presagio del esplendor joyero que sólo Caroline Scheufele podría imaginar.
Unos zafiros que brillan como el sol. Un par de zafiros amarillos de Sri Lanka, conocida como la “Isla de las Piedras Preciosas”, abre el baile de las presentaciones. Los dos están delicadamente tallados en ovalado y pesan 151.19 y 127.70 quilates respectivamente. Además de su impresionante tamaño poseen una pureza excelente y un tono perfectamente igualado, y una estructura uniforme característica de los mejores zafiros de Ceilán. Luminosos como astros solares, están destinados a adornar una sortija de audaz diseño a juego con un brazalete.
Colores naturales. Otro zafiro, este de 26.70 quilates de tono Royal Blue –el tono más valorado–, completa la familia de los corindones. Procedente también de los generosos suelos de Sri Lanka, expone a la luz sus reflejos azules transparentes a través de una forma octogonal cuya simetría se busca para reforzar la intensidad y el brillo de las piedras de color.
No menos precioso es un rubí de un rojo saturado y un peso de 10.06 quilates y una delicadeza pura. Por su color, su tamaño y sus características se puede considerar uno de los ejemplares de mayor calidad de África Oriental. Como los zafiros anteriormente citados, su tono es natural y no ha sido sometido a ningún tratamiento de calor.
La fascinación continúa con dos juegos de diamantes de color destinados a un delicado par de pendientes de elegante diseño contemporáneo y un anillo “Tú y Yo”. Se trata de tres diamantes rosas y tres diamantes verdes talla pera que se van a enfrentar mutuamente en un elegante juego. Mucho menos frecuentes que los diamantes blancos, los diamantes de color deben sus tonos a la presencia de elementos químicos o de inclusiones que modifican su absorción de la luz.
Más allá de la belleza natural de estas joyas excepcionales, la delicadeza de la ejecución de su talla tiene una enorme importancia para poder revelar el resplandor de su tono.
Al igual que el famoso “diamante verde de Dresde”, durante mucho tiempo atributo exclusivo de los monarcas –que reservaban su uso para sus emblemas reales–, desde hace varios años el interés de los coleccionistas más exigentes por los diamantes de color se ha incrementado enormemente.
Los diamantes verdes siguen siendo de los más raros, mientras que los rosas han visto aumentar su valor debido a su tono eminentemente femenino y al agotamiento de la mina de Argyle (Australia), en la que durante varias décadas se extrajo la mayor parte de los diamantes rosas del comercio mundial.
Los tres diamantes verdes adquiridos procedentes de en minas de Brasil por Caroline Scheufele, copresidenta y directora artística de la Casa, al igual que los tres especímenes rosas de Sudáfrica, se distinguen por su combinación entre tamaño (el más grande del lote presentado pesa 4.63 quilates) y la escasa presencia de impurezas.
Armonía de los tonos
Por último, ¿cómo explorar la belleza de los tesoros de la naturaleza sin incluir la pureza cristalina de la turmalina azul homenajeada por Chopard a través de un conjunto formado por tres piedras? Los dos primeros ejemplares, de gran pureza y un tamaño notable, más de 7 quilates, junto con una tonalidad azul perfectamente homogénea, forman el dúo ideal para un par de pendientes.
La región septentrional de Mozambique, de donde proceden estas piedras, ha producido recientemente, debido a la presencia de cobre en sus suelos, algunas de las turmalinas más bellas, en una gama de colores que va del azul al azul-verdoso. Una tercera piedra de casi 16 quilates será la pieza destacada de una sortija a juego con los pendientes, formando un semiaderezo de un encanto hipnótico.
Unas piedras excepcionales y un saber hacer joyero. Además de estas piedras preciosas, Chopard presentó al público parisino joyas recién salidas de sus talleres de Alta Joyería. Entre ellas una joya digna de una reina: una gargantilla de diamantes blancos de la que cuelga un fantástico astro solar, un diamante fancy intense yellow de más de 100 quilates.
También se presenta una sortija con un diamante ovalado de 30.63 quilates, de color fancy intense yellow, rodeado de diamantes, y un collar con motivos esculpidos en oro rosa, diamantes y zafiros rosas, inspirado por los cuellos de encaje de los trajes de corte del siglo XVII, un recordatorio de los inquebrantables vínculos entre el arte de la alta costura y la joyería.