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La segunda etapa del Proyecto Tiburón se llevó a cabo en Playa del Carmen, Quintana Roo, costa mexicana donde es habitual encontrar Tiburones Toro. La expedición estuvo a punto de cancelarse debido a los trabajos de ampliación de playas que se ha llevado a cabo en toda la Riviera. El ruido de las máquinas alejaba a los tiburones, pero gracias a la ayuda del equipo del proyecto, los tiburones estuvieron desde el primer día que llegamos.
La imponente presencia de estos animales, acompañados de la majestuosidad de sus rasgos nos dejó completamente maravillados. Al mismo tiempo que nos hizo entender que su agresividad contra otras especies radica principalmente en la incomprensión de su especie.
Segundo viaje:
Playa del Carmen se localiza en el Caribe Mexicano sobre La Riviera Maya, en medio de las ciudades de Cancún y Tulum, a 40 minutos de los Aeropuertos Internacionales de Cancún y de Cozumel. El objetivo principal era fotografiar al Tiburón Toro. El puesto que ocupa entre los más peligrosos es el tercero.
Se le ha bautizado Tiburón Toro por su robusta apariencia y reputación de agresivo. Es uno de los más comunes alrededor del mundo. A pesar de ser principalmente una especie marina, es famoso por su debilidad por el agua dulce y a menudo puede ser localizado en ríos, estuarios y hasta en algunos lagos de América Central. También ha sido encontrado a unos 3000 kilómetros río arriba, en el Amazonas y el Mississipi.
Estos tiburones se alimentan principalmente de peces, incluyendo otros tiburones. Aunque pueden alimentarse de tortugas, delfines, pájaros marinos y hasta de perros, si es necesario. Se pueden encontrar en aguas costeras tropicales y subtropicales de todo el mundo, desde el oeste de Australia hasta Brasil. Miden alrededor de 3,5 mts y pesan aproximadamente 230 kg.
La expedición:
A lo largo de cinco días, en las costas de Playa del Carmen tuvimos varios encuentros; vimos desde siete hasta veinte tiburones en un sólo buceo.
El primer día, los nervios y la emoción se apoderaron de nosotros y tuvimos la oportunidad de ver 7 tiburones. El segundo día, ya más relajados apreciamos más la experiencia de entrar al hábitat de estos animales. El tercer día, entrando en una apasionante rutina pudimos ver a 15. El cuarto día, nos sentíamos como una especie más dentro del mar y logramos ver 16. El último día la nostalgia nos invadió y al parecer todos los tiburones se acercaron para despedirse; ¡pudimos ver 20!. Fue increíble como estos poderosos peces, fuera de causarnos miedo, simplemente nos maravillaron.
Texto: Amura ± Foto: Gerardo del Villar