Uno de los animales más antiguos sobre el planeta es el cocodrilo. Para darnos una idea más concreta del tiempo que tienen de existencia, cuando los dinosaurios hicieron su aparición los cocodrilos ya estaban aquí, y lo habían hecho por 80 o 90 millones de años.

Así, junto con las tortugas, se trata de un tipo de animales con más de 140 millones de años de antigüedad, viviendo entre muchas especies, algunas de las cuales ya se han extinguido. De hecho, los cocodrilos han sobrevivido a dos grandes extinciones masivas y aún siguen aquí, y lo más sorprendente, de acuerdo con los registros fósiles, es que prácticamente no han cambiado en todo este tiempo.

Habitan en todas las zonas tropicales, su única limitante es la temperatura, ya que al tratarse de animales de sangre fría y de gran tamaño, no resisten las bajas temperaturas, por lo que están limitados a las áreas más cálidas y húmedas del mundo, son animales acuáticos y requieren de fuentes de agua para sobrevivir, por lo que se los puede encontrar en ríos, lagos y esteros, e incluso en el mar.

 

 

En México los cocodrilos están presentes principalmente en lagunas costeras y ríos, y en nuestro país existen dos especies: Americano (Crocodylus acutus) y Moreleti (Crocodylus moreleti). Ambos son de gran tamaño, aunque el Moreleti es un poco más pequeño, ya que sólo alcanza los cuatro metros en raras ocasiones, mientras que el Americano llega a medir hasta seis metros. 

En cualquier caso, se trata de animales oportunistas que están siempre al acecho de algún animalito que se acerque a la orilla de fuentes de agua; así, se mantienen inmóviles por horas, a la espera. Cuando su futura presa está a pocos metros se abalanza como un relámpago y la atrapa con sus fuertes mandíbulas. Luego la arrastra hacia aguas profundas donde la ahoga. No devora a su presa de inmediato, especialmente si se trata de un animal de gran tamaño, lo que hace es atorar al infortunado ser en un árbol sumergido y esperar a que la carne se descomponga para que le sea más fácil digerirla.

 

 

Los seres humanos no tenemos de qué preocuparnos con estos dos tipos de cocodrilos, ya que son más bien tímidos y comúnmente no atacan a la gente. Sin embargo, jamás se debe confiar en ello, ya que si están hambrientos y ven la oportunidad no dudarán en atacar, fundamentalmente a los niños y a nuestras mascotas. No es raro que en lugares donde hay cocodrilos, como en algunos campos de golf, la gente pierda a sus mascotas si las deja introducir en lagunas donde están estos animales.

Casi todos los cocodrilos del mundo están considerados en peligro de extinción, aunque se han logrado recuperar poblaciones de algunas especies. Esto último es gracias a las granjas dedicadas a su reproducción para comercializar sus pieles, pero que están comprometidas a liberar parte de los animales que ahí nacen. No obstante, se han encontrado con la problemática de no tener dónde liberarlos, o bien los lugares otrora territorio de cocodrilos están ocupados por asentamientos humanos, con lo cual se torna muy peligrosa la convivencia en la que normalmente el cocodrilo siempre pierde.

 

 

En México hacen falta muchos más esfuerzos, porque el problema más grave, como en casi todo el mundo, es la destrucción de su hábitat. Muchos de los lugares donde normalmente vivían estos magníficos animales han sido destruidos o se han contaminado sus aguas.

Sería una pena tremenda que estos animales que han sobrevivido por tanto tiempo, siendo una de las especies más exitosas de la naturaleza, se extinguieran por la ambición desmedida de los seres humanos y por la falta de sensibilidad ante los problemas que nuestra especie ha creado.    

 

 

 

 

Texto: Eduardo Lugo ± Foto: Eduardo Lugo.