México es uno de los lugares más importantes en el mundo para el estudio y la conservación de los cetáceos, en especial las grandes ballenas, así como para su observación con fines recreativos.
La mayoría de la gente ha escuchado acerca de las ballenas grises de Baja California y hemos visto las imágenes en las que se acercan a las embarcaciones, pero pocos saben que, además de las ballenas grises, México cuenta con otras siete especies de ballenas con barbas, es decir misticetos. Este tipo de cetáceos en lugar de dientes tiene unas placas coreas compuestas de queratina y que les sirve para filtrar sus alimentos.
Entre estas ballenas encontramos en nuestros mares a la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), la cual viene a aguas mexicanas a aparearse y a tener a sus crías. Tiene tres zonas de congregación, una se encuentra frente a Los Cabos en Baja California, la segunda en Bahía de Banderas, lugar mejor conocido por Puerto Vallarta, y la última, pero más importante, en las islas Revillagigedo, a estos lugares arriban a finales de noviembre y permanecen en ellos hasta principios de abril. Es una de las ballenas más espectaculares de observar, ya que es muy activa y suele saltar casi completamente fuera del agua con frecuencia, así como sacar la cola o golpear el agua con sus aletas pectorales.
También contamos con las dos más grandes ballenas del mundo: la ballena de aleta y la ballena azul. Respecto de la primera (Balaenoptera physalus) somos muy afortunados de contar con grupos residentes del Mar de Cortés, lo cual quiere decir que están presentes todo el año; y en relación con la segunda (Balaenoptera musculus) hay que resaltar que no sólo es la ballena más grande, con poco más de 30 metros de largo, sino que es el animal más grande y pesado que ha existido, con sus más de 120 toneladas (su corazón es del tamaño de un automóvil pequeño). Observar a estos animales es un verdadero privilegio y somos afortunados de tenerlas en México, en el caso de la azul también es posible verlas en aguas del Mar de Cortés y en el Pacífico mexicano en invierno.
De esa misma familia también podemos ver y casi en las mismas áreas al rorcual común (Balaenoptera borealis) y a la ballena minke (Balaenoptera acutorostrata), que es la más pequeña, con tan sólo 10 metros de largo y un peso de nueve toneladas.
Otra ballena que también visita las aguas mexicanas es el rorcual tropical (Balaenoptera edeni), ésta es más difícil de ver, ya que como no hace grandes grupos y no se conocen sus patrones (sí los tiene) es posible verla casi en cualquier zona del Pacífico, aunque esto ocurre más por accidente que por tener la posibilidad real de buscarlas, aunque en Puerto Vallarta se han registrado visitas de los mismos animales a lo largo de varios años.
Esto nos da una idea de la riqueza que México tiene en materia de ballenas, y sólo hemos contado los misticetos, si contáramos a los odontocetos, como los delfines, cachalotes, etc. nos daríamos cuenta de la inmensa riqueza, porque nuestro país es uno de los de mayor riqueza en materia de mamíferos marinos. Pero además hay que destacar el compromiso que este país tiene en su conservación, para ello contamos con leyes ambientales para su protección, junto al hecho de que las aguas patrimoniales de México fueron declaradas como santuario para todas las especies de ballenas que en ellas se encuentren.
Texto: Eduardo Lugo ± Foto: Eduardo Lugo.