El cementerio de barcos hundidos
El día era radiante, el son caía a plomo sobre nuestras espaldas, el mar se mostraba tranquilo y una que otra ola se levantaban en el horizonte.
La brújula indicaba que íbamos rumbo al Sur franco, siguiendo muy de cerca al gran arrecife maya, que es parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano y que en su conjunto es el segundo más grande del mundo, después de la Gran Barrera Arrecifal Australiana.
Poco a poco la bella isla Cozumel desaparecía a nuestras espaldas, mientras navegábamos en el imponente Caribe! , siempre con rumbo Sur.
Todos emprendimos este viaje llenos de entusiasmo, ya que a 100 millas nos esperaba el fabuloso Arrecife de Chinchorro, donde pasaríamos los 10 días siguientes buceando y admirando sus bellezas, tanto submarinas como terrestres.
Declarado Reserva de la Biosfera
En 1996 el Chinchorro fue declarado Reserva de la Biosfera por el entonces presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León, y desde ese momento se ha cuidado su flora y fauna como si se tratara de un gran tesoro nacional.
Ahora comprendo el porqué, pues desde las primeras inmersiones pudimos observar un arrecife coralino de belleza singular y exuberante. Las esponjas son tan grandes que una persona adulta podría desaparecer totalmente dentro de una de ellas.
El Arrecife de Chinchorro está rodeado por un cinturón de corales duros o pétreos, que en su conjunto tiene más de 115 km de longitud. A lo largo y ancho de su interior se distribuyen numerosos manchones, que están como esperando a los ansiosos visitantes terrestres para mostrar sus más preciadas joyas.
Cualquier lugar que elegíamos para realizar las inmersiones cubría todas nuestras expectativas; las aguas son muy claras, templadas y con poca corriente. Podíamos escoger sin discusiones la profundidad y el grado de dificultad. Ya en el fondo, cada uno podía ver lo que más le gustara en una pequeña zona. Varios optaron por observar y clasificar los diferentes corales.
Corales y peces
De estos amantes de los corales aprendí que esas formaciones no son piedras, sino organismos vivos muy importantes para el ecosistema, pues son los principales constructores de los arrecifes.
Esto último se debe a que sus esqueletos forman una armazón rígida de carbonato de calcio sobre el sustrato, y todas estas estructuras en su conjunto constituyen diferentes hábitat utilizados como refugio por otros organismos arrecifales, por ejemplo: caracoles, langostas, cangrejos, estrellas de mar, babosas y peces.
Los corales presentan diferentes formas, dependiendo de la especie y de la profundidad en la que se distribuyen. Las formas más conocidas son las de cuernos, cerebros, pilares, candelabros, manos y flores.
Otro grupo de buzos fijó más su atención en la variedad de peces que habitan en los arrecifes, y se podían oír sus exclamaciones de asombro ante los tamaños y las formas que desfilaron ante sus ojos. Muchos de estos peces pueden ser considerados como residentes, hallando entre ellos especies típicamente territoriales (pez ballesta, cirujano azul, pez mariposa y las clases de pez ángel).
Todos ellos utilizan al arrecife como refugio, para obtener su alimento, e incluso en algunos casos como zona de reproducción. Mientras que otros (como mantarrayas grises, jureles, coronados y barracudas), son visitantes que deambulan por el arrecife.
El buceo en barcos hundidos
Uno de los buceos que unió a todo el grupo fue el de los barcos hundidos. Desde el primer buceo, en los restos de un galeón conocido como "el 40 cañones", nuestra expedición tuvo un nuevo sentido y un propósito más definido: explorar y documentar en video y fotografía los restos de los barcos antiguos que llevan cientos de años en los fondos marinos.
"Chinchorro" es el nombre de una red caribeña utilizada para la pesca de escama en aguas costeras, y es probable que los antiguos marinos llamaran así al arrecife por la gran cantidad de naves que han quedado atrapadas en la barrera coralina, así como los peces acaban inertes en la red.
Hoy en día se han documentado 18 galeones que naufragaron entre los siglos XVI y XVII, y aproximadamente 12 barcos más de la época moderna. Por esto, entre los aficionados del buceo se conoce a Chinchorro como "el cementerio de barcos hundidos" más grande del país.
Sumergirse en las aguas del Arrecife de Chinchorro, de día o de noche, proporciona una experiencia única, por la enorme variedad de corales, moluscos, peces, crustáceos y algas que se integran en un paisaje espectacular que recordaremos por mucho tiempo.
Texto: Alberto Friscione Carrascosa ± Foto: Alberto Friscione Carrascosa.