Los Cabos es un espado geográfico estupendo, pues se sitúa en el punto de encuentro entre el Océano Pacífico y el Mar de Cortés. El famoso buzo Jacques Cousteau, así como otros aventureros, lo han descrito como uno de los destinos con mayor riqueza y biodiversidad, y se lo conoce como el “Acuario del Mundo".
Una de estas riquezas son las ballenas grises, que han adoptado territorio mexicano para mostrarnos su incomparable belleza. México fue el primer país en el mundo que decretó un santuario ballenero, en 1972, precisamente en Baja California Sur. El gobierno mexicano, tanto en el ámbito federal como en el estatal, se ha preocupado por el mantenimiento de estos santuarios o reservas, y por el cuidado y protección de la ballena gris.
De las 11 especies de ballenas que existen en la Tierra ocho pueden ser vistas en nuestro país, siendo Los Cabos uno de los mejores lugares para el avistamiento de la ballena gris, aspecto que provoca la llegada incondicional de visitantes nacionales y extranjeros. Las azules aguas de la zona, llenas de vida, son el escenario ideal para el jugueteo de los impactantes cetáceos, que llegan ano con ano a México, ofreciendo a los ávidos ojos humanos un majestuoso espectáculo, único y excitante.
La ballena gris es un mamífero de la familia de los cetáceos, cuyo color natural es el negro, aunque a la distancia parece gris debido a los organismos que se pegan a su epidermis. En lugar de tener dientes poseen unas láminas córneas elásticas, con las que filtran el alimento para seleccionar su tamaño, pues su garganta y su tubo digestivo son muy estrechos. Una ballena adulta mide de 11 a 12 metros, y puede pesar poco más de 40 toneladas. Un ballenato al nacer mide de cuatro a cinco metros, y pesa desde 750 kilogramos hasta una tonelada. Las ballenas grises que llegan a México lo hacen después de una gran travesía: recorren cerca de 10,000 kilómetros desde Alaska, huyendo de sus depredadores, como oreas y tiburones, aunque también del ser humano.
Desde tiempo inmemorial han recorrido grandes distancias en busca de aguas poco profundas y fuertemente salinizadas, como las de Los Cabos, para aparearse allí y luego parir a sus ballenatos en las aguas calmas.
Nuestro destino les brinda refugio seguro para la reproducción y para sus “danzas de amor”, y constituye un territorio propicio donde ejecutar sus cabriolas, apoyando sus más de 40 toneladas sobre la cola para asomarse sobre el agua o saltar alegremente. Es sobrecogedor presenciar imágenes como la de una ballena adulta saltando y jugando con sus ballenatos, o contemplar cómo las curiosas y despreocupadas crías se acercan frecuentemente a los botes, gracias a lo que, en algunas ocasiones, los espectadores pueden tocarlas.
La actividad de avistamiento en Los Cabos es una práctica que ha proyectado a México en el mundo, por ser ésta una maravilla natural única. El avistamiento de ballenas grises en este sitio se lleva a cabo principalmente entre los meses de diciembre y marzo.
Texto: Germán Nájera ± Foto: Proyecta, Consejo de Promoción Turística, W