A lo lar­go de la cos­ta del Pa­cí­fi­co me­xi­ca­no hay gran di­ver­si­dad de ba­lle­nas, lo que re­ve­la la im­por­tan­cia de nues­tro país co­mo há­bi­tat na­tu­ral de es­tas es­pe­cies en pe­li­gro de ex­tin­ción. Tal es el ca­so de la ba­lle­na jo­ro­ba­da, que abun­da du­ran­te el in­vier­no en los es­ta­dos de Co­li­ma, Ja­lis­co, Na­ya­rit y en am­bas cos­tas de la Pe­nín­su­la de Ba­ja Ca­li­for­nia.

La ballena jorobada es un mamífero marino que pertenece a la familia de grandes ballenas barbadas, llamadas “rorcuales” (como la ballena azul), que en vez de dientes tienen barbas en el paladar para filtrar su alimento. En su vientre tienen pliegues formando surcos, que se extienden durante la alimentación, con lo cual aumenta el volumen de agua a filtrar y de este modo atrapan grandes cantidades de plancton en cada bocanada.

 

 

Es común verla en nuestra costa del Pacífico por tener hábitos costeros y ciclos migratorios predecibles, lo cual facilita su estudio, aunque también la torna más vulnerable a situaciones nocivas debido a las actividades humanas que pueden perjudicarla.

Tiene un aspecto robusto y recibe su nombre común por mostrar una joroba justo frente a la aleta dorsal cuando arquea su cuerpo para sumergirse. Mide de 12 a 15 metros de largo, con un peso promedio de 30 toneladas, y presenta unas aletas pectorales enormes, que miden hasta un tercio de la longitud de su cuerpo.

 

 

Reproducción en México

Cerca de 10 % de la población mundial de estas ballenas se reproducen en México, por lo que se estima que hay 20,000 individuos.

En nues­tro país se re­pro­du­cen tres po­bla­cio­nes di­fe­ren­tes de ba­lle­nas jo­ro­ba­das y se agre­gan en zo­nas de re­pro­duc­ción par­ti­cu­la­res: al­re­de­dor de la Pe­nín­su­la de Ba­ja Ca­li­for­nia (des­de Lo­re­to has­ta Ba­hía Mag­da­le­na), en la re­gión cos­te­ra des­de el nor­te de Na­ya­rit has­ta el Gol­fo de Te­huan­te­pec (con con­cen­tra­cio­nes im­por­tan­tes en Ba­hía de Ban­de­ras e Is­la Isa­bel), y en el Ar­chi­pié­la­go de Re­vi­lla­gi­ge­do fren­te a Co­li­ma.

Estas ballenas migran al final de la primavera hacia mares templados y fríos en latitudes altas, donde encuentran su alimento en los meses de verano. Su dieta incluye krill, sardina, anchoveta y macarela.

 

 

Cantos de sirenas

Es mundialmente reconocida por sus acrobacias y sus cantos, ya que produce la mayor variedad de vocalizaciones que cualquier otra especie de ballenas.

A lo largo de la historia naviera los marineros describen estas vocalizaciones en sus crónicas como los cantos de las sirenas, y actualmente han sido reproducidos con instrumentos musicales en obras de música de new age o jazz (Whales Alive y Paul Winter).

Estos mamíferos marinos producen sus cantos exclusivamente en las zonas de reproducción, por lo cual se deduce que tienen un rol de suma importancia en el proceso de cortejo y apareamiento. Se ha observado que las ballenas que producen estos cantos son machos, y se los llama “cantores”, y se cree que los cantos transmiten las habilidades de los machos como potenciales reproductores y que pueden ser utilizados para determinar un territorio de influencia en forma acústica bajo el agua.

 

 

Conservación de la ballena jorobada

De algunas medidas que el gobierno de México ha tomado para la protección de las ballenas destacan las siguientes:

  • En 1949 México inicia su participación en los acuerdos internacionales para la regulación de la cacería de ballenas en la Comisión Ballenera Internacional.
  • En 1972 se nombra como Refugio de Ballenas a la Laguna Ojo de Liebre, BCS.
  • En 1979 se decreta a la Laguna San Ignacio como Santuario de Ballenas y zona de atracción turística-marítima.
  • En 1980 se incluye en el Complejo Lagunar de Ojo de Liebre a las lagunas Guerrero Negro y Manuela, como zonas de “refugio de ballenas”.
  • En 1988 se decreta la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno para proteger y manejar especies y ecosistemas frágiles en Baja California Sur.
  • En 1998 se implementa una regulación ambiental para las actividades de observación de ballenas en México.

En la actualidad la explotación de este recurso ha cambiado mucho, y la apreciación visual de las ballenas ha reemplazado al valor de su caza, sustituyendo los arpones por cámaras fotográficas con el desarrollo del ecoturismo.     

 

Texto: Óscar S. Frey ± Foto: Óscar S. Frey