Las mantas gigantes son peces clasificados dentro de la misma clase que los tiburones, y su principal característica es la presencia de un esqueleto formado por cartílago. Sus ancestros datan de hace 400 millones de años, entre los periodos silúrico y devónico de la era mesozoica, también conocida como la “era de los peces”. Su cuerpo tiene forma de disco romboide con una cola alongada, su piel es lisa, con dentículos dérmicos o placas dérmicas distribuidas en distintas partes del dorso y del vientre. En promedio, su tamaño es de 6.5 metros de ancho y un peso de 1,350 kilogramos. Se han encontrado ejemplares excepcionales de hasta nueve metros de ancho y con un peso de 1,700 kilogramos.
Se distinguen fácilmente por dos protuberancias flexibles en cada lado de la cabeza, asemejan cuernos, de donde deriva su nombre común “mantarraya diablo”. Estas aletas especializadas son utilizadas para ayudarse a acarrear o encausar su alimento planctónico hacia la boca. Tienen una cola sin espina y presentan una coloración que les ayuda a mimetizarse dentro del agua durante el día.
Son color oscuro opaco en el dorso, variando de caféolivo a negro, con algunas manchas claras, que son distintivas en cada individuo, y presentan una pigmentación blanca o blanca cremosa en el lado ventral.
Frecuentemente dan saltos fuera del agua, siendo éste un asombroso espectáculo, y es posible que lo hagan para deshacerse de parásitos adheridos a su piel o para que les ayude a entorpecer cardúmenes de pequeños peces y posteriormente comérselos. Se cree que también lo hacen simplemente por el placer de ejecutar la acrobacia. Muchas veces se observan mantas gigantes con rémoras oportunistas adheridas a su vientre o a su dorso, consumiendo las sobras de su alimento.
Se distribuyen en las regiones tropicales, subtropicales y templadas de todos los océanos del mundo, entre 35 grados de latitud norte y 35 de latitud sur.
En la literatura está documentado que viajan solitarias o en pequeños grupos de dos a ocho individuos, sin embargo, en ocasiones se las ve alimentándose en la superficie del océano en conjuntos de 50 hasta 200 especies, en áreas no muy extensas.
Cuando se encuentran solitarias nadando en la superficie comúnmente se confunden con tiburones y otros peces, pues lo único visible son las puntas curvadas de sus enormes alas (aletas pectorales).
Son peces que habitan en la plataforma continental, desde la costa hasta la zona pelágica, cerca de arrecifes o alrededor de islas oceánicas. Puesto que se alimentan de diminutos peces y de plancton, que forman la base de las cadenas alimenticias marinas, nos permiten evaluar o indicar las condiciones de salud en que se encuentra la base de las cadenas alimenticias en el mar.
En México habitan dos especies de mantas gigantes, una en el océano Atlántico (Manta birostris) y otra en el Pacífico (Manta hamiltoni).
La del Atlántico se encuentra principalmente en el Caribe, y vive en el ambiente de arrecife de la Península de Yucatán y las islas arrecifales de esa zona. La del Pacífico habita desde Huatulco, Oaxaca, hasta Baja California, principalmente alrededor de islas oceánicas, como las Islas Revillagigedo, Colima y zonas de plataforma continental con gran productividad, donde su alimento es muy abundante. La mantas gigantes son inofensivas al interactuar con el ser humano y la posibilidad de vivir un encuentro cercano con estas misteriosas criaturas marinas, que hace millones de años habitan los mares de nuestro planeta, es más que un gran atractivo para los amantes del buceo deportivo, la naturaleza y la fotografía submarina.
Texto: Óscar S. Frey ± Foto: Erik Sánchez, Óscar S. Frey