La ONU estima que en 2050 habrá 1,600 millones de personas más en la Tierra.

El crecimiento demográfico es uno de los principales impulsores del colapso de la civilización porque los recursos son finitos. El Día de la Sobrecapacidad de la Tierra, marca el momento en que la humanidad ha agotado el presupuesto natural del año. Actualmente consumimos 1.7 presupuestos naturales al año.

Estas crudas realidades se hacen eco de las advertencias del best seller del New York Times de Jared Diamond, Collapse: How Societies Choose to Fail or Succeed (Colapso: cómo las sociedades eligen fracasar o triunfar), publicado hace 20 años.

Diamond identificó ocho procesos que conducen al ecocidio no deseado –o suicidio ecológico– que causó el fracaso de civilizaciones humanas pasadas: deforestación y destrucción del hábitat; deterioro de la salud del suelo como erosión, fertilidad y salinización; desafíos en la gestión de los recursos de agua dulce; caza excesiva; pesca excesiva; especies invasoras; crecimiento de la población humana; aumento del impacto ambiental per cápita.

 

 

Amenazas ecológicas

La deforestación, los hábitats naturales, la salud del suelo y la calidad del agua están en franco declive. A pesar del compromiso histórico de poner fin a la deforestación para 2030, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estima que cada año se talan 10 millones de hectáreas de bosque en todo el mundo, con una pérdida neta de 4.7 millones de hectáreas por año, una vez contabilizados los bosques regenerados.

Además, aproximadamente un tercio de los suelos del mundo están moderadamente o muy degradados, con una capacidad reducida para proporcionar bienes y servicios, lo que desestabiliza la seguridad alimentaria. La demanda mundial de agua dulce superará la oferta en un 40% para 2030, según el primer estudio exhaustivo del sistema hídrico global de la Tierra.

Si bien la caza y la pesca han sido reemplazadas en gran medida por sistemas agrícolas, el crecimiento promedio anual de la productividad total de los factores agrícolas ha caído consistentemente desde 2011 por debajo de la tasa de crecimiento objetivo requerida para satisfacer de manera sostenible las necesidades mundiales de productos agrícolas para 2050. Al mismo tiempo, las poblaciones de especies biodiversas han disminuido un 69% en promedio, un nivel sin precedentes, desde 1970.

De las 37,000 especies exóticas, más de 3,500 se consideran dañinas: destruyen cultivos, eliminan especies nativas, contaminan vías fluviales, propagan enfermedades y preparan el terreno para desastres naturales devastadores.

Al rastrear el colapso de las civilizaciones a nivel mundial desde la prehistoria, Diamond diagnosticó sus principales causas y los primeros signos de fracaso. Su marco de referencia nos ofrece claves que, si se aplican de manera eficaz, podrían ayudar a que nuestra civilización sobreviva allí donde otras han fracasado.

  • La crisis climática. Diamond identifica otras cuatro amenazas a las que se enfrenta la civilización actual de forma singular: cambio climático antropogénico, escasez de energía, acumulación de sustancias químicas tóxicas en el medio ambiente y utilización plena de la capacidad de fotosíntesis de la Tierra. Una vez más, nuestro desempeño en estos ámbitos es nefasto.

Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, las emisiones humanas son responsables del 100% del calentamiento actual. Con un calentamiento de 1.64 °C por encima de los promedios preindustriales durante el último año, se siguen batiendo récords en cuanto a calor oceánico, aumento del nivel del mar, pérdida de hielo marino en la Antártida y retroceso de los glaciares.

En la actualidad, cinco sistemas terrestres corren el riesgo inminente de caer en estados de deterioro irreversible. Si los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida occidental se desploman (dos de ellos amenazados de manera inminente), el mundo experimentará un aumento de 10 metros del nivel del mar en los próximos siglos. Hoy, la Tierra alberga 570 ciudades costeras, con una población total de más de 800 millones. Como 14 de las 17 ciudades más grandes del mundo también son costeras, este evento provocaría trastornos sociales y económicos a nivel mundial.

Aunque la escasez de energía ha disminuido en las últimas dos décadas, los combustibles fósiles todavía suministraban el 84% de la energía mundial en 2020. La acumulación de sustancias químicas tóxicas se pone de manifiesto en la última evaluación de los límites planetarios publicada en 2023, que muestra la presencia de contaminantes de alto riesgo como el fósforo y el nitrógeno en los suelos y el agua.

La contaminación del aire, aunque todavía no ha cruzado el límite planetario, muestra signos marcados de disminución y dos tercios de las ciudades del mundo muestran un aumento de la contaminación del aire.

El “techo fotosintético” es un área de investigación emergente. Existe una capacidad máxima absoluta para fabricar materia orgánica y, por lo tanto, la cantidad de biocarbono que puede producirse. Aunque los detalles son objeto de debate, está claro que los seres humanos están utilizando una cantidad cada vez mayor del carbono producido biológicamente disponible (aproximadamente un tercio en la actualidad).

 

Señales de esperanza

A diferencia de muchas sociedades antiguas que fracasaron porque no supieron anticipar las causas del colapso, hoy no es así. Contamos con un creciente corpus científico y con una experiencia vivida que demuestra lo contrario. El desafío de nuestra generación es resolver la compleja red de problemas interconectados una vez que han surgido.

En este contexto, y con este conocimiento, estamos viendo señales de esperanza. Por ejemplo, entre 2019 y 2022, la Alianza de CEO Líderes Climáticos logró una reducción del 10% en las emisiones absolutas agregadas, según un análisis de los datos de emisiones de sus miembros.

Esta reducción supera el progreso de las emisiones de las principales economías mundiales y supera la vía alineada con el Acuerdo de París de la iniciativa Science-Based Targets hacia el cero neto. Durante este tiempo, los miembros de la alianza registraron un crecimiento de los ingresos agregados del 18%, superando el crecimiento del PIB mundial del 15%.

 

El poder de la acción colectiva

En los últimos 20 años hemos vivido una pandemia mundial, niveles crecientes de conflicto y una inseguridad alimentaria persistente, cada vez más impulsada por las consecuencias del deterioro de los sistemas de la Tierra, que están llegando a puntos críticos. Las consecuencias incluyen fenómenos meteorológicos extremos, sequías e inundaciones.

El optimismo informado nos da el espacio para comprender plenamente la gravedad de nuestra situación, al tiempo que aprovechamos nuestro potencial para forjar caminos críticos en el futuro.

 

Gill Einhorn. Jefe de Innovación y Transformación, Foro Económico Mundial