Reducir la dependencia de los combustibles fósiles no es suficiente para abordar el cambio climático y se deben encontrar formas de eliminar y almacenar carbono de manera segura.

La eliminación de dióxido de carbono (CO2) en los océanos puede ayudar a lograr “emisiones negativas netas”, ya que los mares contienen 50 veces más carbono que la atmósfera. Pero las pautas deben desarrollarse de forma cooperativa para garantizar que la eliminación de CO2 se implemente de la manera más efectiva posible. Así lo dio a conocer Foro Económico Mundial vía la investigación encabezada por Ken Buesseler de la Institución Oceanográfica Woods Hole, para acelerar la acción sobre el Cambio Climático.

Cada año son lanzados más de 40 mil millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. El calor de este gas de efecto invernadero está alterando los sistemas planetarios y remodelando la vida en la Tierra.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha advertido sobre impactos climáticos catastróficos e irreversibles con un calentamiento de 1.5 °C por encima de las temperaturas promedio globales preindustriales, y actualmente estamos en 1.2 °C. También calculó la cantidad de tiempo que hay bajo las trayectorias de emisiones actuales antes de que alcanzar ese límite: aproximadamente 10 años.

No existe una estrategia que otorgue el tiempo necesario para descarbonizar verdaderamente la economía global y comenzar a reducir el CO2 que está en la atmósfera. Al voltear hacia el océano se descubre que vivimos en un “planeta océano”, y es la mayor reserva de agua, el hábitat más grande y un sumidero de casi un tercio de las emisiones antropogénicas de carbono y más del 90% del calor resultante.

El océano contiene 50 veces más carbono que la atmósfera y 20 veces más que todo el carbono almacenado en las plantas y suelo terrestre. Si van a ser gestionados los niveles de CO2 en la atmósfera a nuestro favor, será indispensable aprovechar la capacidad existente del océano para gobernar el ciclo global del carbono.

 

No son cuestionamientos que podamos dejar de responder, ya que hablan de si la sociedad será capaz de lograr los objetivos generales y, al mismo tiempo, no causar un daño mayor y tal vez incluso irreparable al planeta en el proceso.

 

Propuestas de estrategias de eliminación de CO2

Han sido propuestas estrategias de eliminación de CO2 terrestres y oceánicas que pueden alcanzar la escala anual de miles de millones de toneladas.

Los desafíos comunes y las agendas de investigación y desarrollo para los combustibles derivados de residuos (CDR) oceánicos se han detallado en un informe reciente de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos. Avanzar con cualquiera de estos enfoques a escala depende de responder un par de preguntas críticas:

  • ¿Seremos capaces de eliminar de forma duradera el CO2 de la atmósfera, es decir, mantenerlo fuera de la atmósfera en escalas de tiempo que marcarán una diferencia en nuestros esfuerzos para prevenir la alteración del clima?
  • ¿Habrá consecuencias ecológicas que podamos aceptar o que debamos evitar a toda costa?

Finalmente, las consecuencias de los CDR oceánicos deben sopesarse frente a los cambios en el océano que ya están sobre nosotros, incluidos (y como resultado de) el aumento de las temperaturas y de la acidez, las redes alimentarias interrumpidas, el derretimiento del Ártico, las alteraciones en los ciclos de nutrientes del océano y muchos más.

Responder a estas preguntas mientras se evalúa la efectividad de las diversas estrategias de eliminación de CO2 requerirá de experimentos de campo diseñados específicamente para explorar resultados que no se pueden probar con experimentos de laboratorio o modelo. Son necesarios estudios de campo para abordar las incertidumbres sobre las posibles consecuencias ecológicas, la eficiencia y la permanencia de la captura mejorada de carbono, y si la estrategia que se está probando es un enfoque práctico para proporcionar beneficios climáticos cuantificables.