Los ciclos de la naturaleza son muy exactos, y como muchos otros seres, los tiburones toro hacen su arribo a Quintana Roo, puntualmente en septiembre y octubre. Son seres marinos que esperamos con ansia su llegada para observarlos y estudiarlos.
Los prestadores de servicios que se dedican a atraer a estos magníficos seres marinos para su observación y estudio, se preparan concienzudamente para esperar a los turistas que buscan un encuentro cara a cara con los temidos tiburones toro. El rostro de los clientes al llegar a los centros de buceo de Playa del Carmen es de incredulidad cuando se les muestran los videos de inmersiones anteriores y se las dan las reglas de cómo comportarse frente a estos enormes peces mal llamados “come hombres”.
Son unas reglas básicas, como no llevar nada brillante, no portar un equipo de buceo de colores llamativos, traje de neopreno completo y no moverse del lugar asignado. Algo muy importante: no tratar de tocarlos y menos mover las manos para atraerlos pues una mordida de estos animales, que llegan a pesar 250 kilogramos y a medir dos metros y medio, con facilidad te podrían arrancar un brazo o una pierna.
Los ojos de los turistas se agrandan cuando el guía se pone una malla de acero, como esas que se utilizaban los caballeros durante la Edad Media.
Ya todos listos y algunos nerviosos, navegamos no más de 1 kilómetro de la playa principal de Playa del Carmen y a una instrucción del capitán, brincamos al agua. Descendemos lentamente guiados por una cuerda previamente instalada hasta llegar a los 80 pies (24 metros) de profundidad, desde el descenso se pueden observar esas figuras inconfundibles de los tiburones rondando el área
Ya en el fondo del mar formamos una línea y tomados de una cuerda nos acostamos en la arena. En ese momento el guía nos hace la señal de que todo está bien y saca un pequeño trozo de pescado que sirve para atraer a los tiburones, los cuales se van acercando lentamente y poco a poco, hasta que llega un momento que se acercan a comer de la mano del guía, algo que nunca pensé en ver, pues los tiburones toro, que son los que están frente a nosotros, se supone que son de los más agresivos y temidos por los viejos pescadores y ahora los tengo pasando junto a mí o sobre mi cabeza sin siquiera voltear a mirarme.
Así pasan los 30 minutos que nos permiten los equipos permanecer bajo el agua a esta profundidad; en ese tiempo pudimos observar que los 14 o 16 tiburones eran hembras y muchas de ellas preñadas.
El nado con los, mejor dicho con las tiburones es una actividad muy recomendada para todos y tenemos que aprovecharla pues este espectáculo se ve en pocos lugares del mundo.
Además, los operadores de este servicio están muy bien organizados y nunca hay más de una lancha realizando esta increíble acción.
Los tiburones son una de las especies que más han sufrido la sobrepesca, a tal grado que ya es muy difícil localizarlos. Existe una asociación llamada Saving Our Sharks, que se ha dedicado a estudiarlos y a protegerlos. Ojalá, que ustedes que están leyendo este artículo puedan apoyarlos en su misión.
Foto: Alberto Friscione