Con distinción artística

La historia de Valencia, desde su fundación, ha transcurrido alrededor del agua.

A manera de alegoría, esto se puede sustentar en El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia, la más antigua institución de justicia existente en Europa y que, hasta nuestros días, se reúne para resolver los problemas del agua en tierras de Valencia.

Pero por ahora, la historia que nos atañe, la del Agua de Valencia, involucra a tantas culturas y comunidades como el nacimiento mismo de la ciudad; ésta es la razón por la cual el popular cóctel también se elabora con una amplia diversidad de ingredientes, como el cava (vino espumoso), zumo de naranja, vodka y ginebra, entre otros no revelados por su inventor.

 

De Galicia a Valencia

El origen del elixir, aunque casual y controvertido, resulta bastante diáfano; finalizaba la primera mitad del siglo pasado, cuando el pintor gallego Constante “Tino” Gil Rodríguez (1926-2009), quien dirigía la antigua Cervecería Madrid, fundada en 1900, y que fuera una especie de espacio museístico del artista, como una atención a la exigencia de un grupo de parroquianos vascos, cansados del vino espumoso habitual que solían tomar y al que llamaban Agua de Bilbao, decidió sorprenderlos ofreciéndoles una nueva bebida, hecho que quedó asentado en Valencia noche (Plaza&Janes, Barcelona 1978) de la escritora María Ángeles Arazo.

Tino refería que su creación representaba el folclore y tradición inseparables de las tierras levantinas, legado que para los valencianos es uno de los que más cariño suscitan en la ciudad; quizá por ello y a pesar del cierre de la tradicional taberna en el 2000, el Agua de Valencia se conserva como una tradición intrínseca de la ciudad.

 

 

Después de 55 años de haberse gestado este néctar, que al principio sólo saciaba la sed de los artistas que acudían a las tertulias literarias del café, que se encontraba detrás del Palacio del Marqués de Dos Aguas, ha sufrido mil y un modificaciones, tras popularizarse en la década de los setenta por los bares y discotecas valencianas.

Si bien después del cierre de la Cervecería Madrid, donde diversos artistas se reunían a encomiar tertulias literarias, Tino se dedicó a la pintura, en donde en su obra Tertulias de café, retrata las reuniones que dieran fama al emblemático local, el Agua de Valencia continua cautivando a propios y extraños.

 

Los secretos de una bebida 

La receta más extendida que en la actualidad sirven la mayoría de los establecimientos consiste en medio litro de cava –algunos cantineros sugieren que no sea seco ni Brut–, medio litro de zumo de naranja –recién exprimida–; dos onzas de ginebra, dos onzas de Cointreau y la misma cantidad de vodka; dos cucharadas soperas de azúcar blanca; hielo y rodajas de naranja para adornar.

Se mezcla el jugo de naranja con el Cointreau, el vodka, la ginebra y el azúcar y, finalmente, se vierte el cava (muy frío), mezclan sin quitarle la fuerza del gas al cava; se añade el hielo y las rodajas de naranja.

Texto: César Mejía ± Foto: ans / cherubino