Para un paladar exigente
Kusmi Tea abre sus puertas para recibir al más selecto grupo de amantes del té, cuenta con la gama más privada de sabores y texturas aromáticas para los paladares más exigentes. Sus mezclas dejan una declaración tan imponente como su historia, la cual nos transporta al San Petersburgo de 1867, donde el hijo pequeño de una familia de campesinos fue a probar suerte a la gran ciudad, consiguiendo su primer trabajo como empleado de entregas a domicilio. El dueño de la pequeña tienda de té no tardó en darse cuenta de las grandes capacidades del joven Pavel Michailovitch Kousmichoff y sin pensarlo dos veces lo inició en el arte de mezclar este milenario brebaje.
Para 1901 Pavel era dueño de 11 casas teteras, convirtiendo a su inicial pequeña compañía en una de las tres empresas de té más grandes de Rusia. Para 1920 toda la familia se había establecido en Paris, en aquel momento conocida como la capital mundial del té, creando 51 casas donde adquirir este brebaje en su ciudad natal y dando cabida a varias de las mezclas más simbólicas de esta casa que aún conserva sus orígenes hasta nuestros días.
Pavel nos deja una huella de su sueño en sus tés, numerándolos por orden cronológico en un genuino estilo campestre, como el Grand yunnan número 21, el Polish blend número 18 y Russian morning número 24.
En conjunto a estas infusiones se encuentra el English Breakfast y el Darjaleeng número 37. Con estas ya tradicionales creaciones de la casa Kusmi, su fundador también hizo infusiones frutales utilizando flores y especias, siendo tan famosos que, cada Año Nuevo ruso, Pavel le regalaba a sus clientes tazas de Prince Wladimir, una agradable mezcla de frutas cítricas, vainilla y especias. También creó un té especial en 1888, conmemorando el 900 aniversario de la fundación de su querido país. La receta original aún es usada para lograr lo que es el té más característico y popular de Kusmi Teas.
Texto: La Europea ± Foto: LA EUROPEA