En México se están produciendo excelentes vinos, de muy buena calidad y acorde a su precio, es la conclusión a la que llegó Arturo Bodenstedt, tras darse a la tarea de catar a ciegas, clasificar y emitir puntaje a 201 vinos en su guía Artboden, Mexican Wine Guide 2008.
Sin lugar a dudas, el vino mexicano es tinto porque refleja mucho el calor, el sol y la tierra, aseguró este personaje quien estudió Economía y por gusto, tradición cultural y familiar, educó su paladar sobre lo que le gusta.
“Yo creo que en México tenemos vino suficiente para llenar una carta de vino y tenemos vinos para todos los bolsillos. Tenemos baratos, por debajo de 100 pesos y caros, por arriba de mil”, opinó quien se autocalifica como un aficionado al vino.
El consumidor mexicano desprecia su propio vino pero ello es por la falta de conocimiento, respondió Bodenstedt, quien agregó que la guía va dirigida a los aficionados al vino y no a expertos sommeliers o enólogos.
“De ahí la guía, la cual tiene el propósito de fomentar el consumo del vino mexicano entre nosotros, ¿y cómo trato de fomentarlo? Pues con información. Tuve oportunidad de catar estos 201 vinos de 34 casas y los catalogué y les puse puntos. Es decir, le puse un puntaje a los vinos mexicanos que hasta ahora nadie lo había hecho”.
Esta clasificación le permitió a Bodenstedt ponerle puntos altos a los vinos económicos así como puntos bajos a los vinos caros. “El puntaje sí está relacionado con el precio pero eso no significa que los vinos baratos sean malos, y lo que encontré fueron vinos muy buenos, extraordinarios, realmente me sorprendí de ciertos vinos”.
“En cambio”, agregó, “encontré vinos muy famosos que no me gustaron. Entonces lo que está plasmado en el libro es una opinión muy personal, es mi punto de vista, es mi gusto, que puede discernir del gusto del lector, pero mi intención es que el lector agarre el libro y diga ah mira existe este vino y Arturo dice que es muy bueno, ¡ah!, pues déjame probarlo y, si le parece, entonces podemos tener un punto de conexión y si no le gusta, entonces tenemos otro punto de conexión”.
Para Arturo Bodenstedt el vino mexicano tiene como características básicas las siguientes: aroma carnoso, muy fuerte, potente y su ataque (es decir la primera copa que se toma) resulta en un vino astringente, con acidez, pesado.
“Gordo, grueso, no es un vino delgado, sino es más el vino mexicano tinto no ves a través de éste, está bastante denso y en su sabor también refleja mucho su aroma y color; toquecito salado”.
Los 10 mejores tintos
Bodenstedt no dudó en afirmar que el vino mexicano es tinto: “Lo que pasa es que las uvas blancas tienen un periodo de maduración más largo; en cambio, el vino tinto es mucho más robusto, más fuerte entonces sí logras tener muy buenos vinos blancos mexicanos pero sin lugar a dudas el mejor es el vino tinto”.
Y se dio a la tarea de catalogar los 10 mejores vinos tintos por rangos de precio; desde 100 pesos hasta más de mil pesos.
Por ejemplo, de los vinos económicos (menos de 100 pesos) está la Petit Syrah de L.A. Cetto; 50 pesos más caro, el Nebbiolo Reserva Privada de L.A. Cetto, otros 50 pesos más caro, el Tempranillo de Santo Tomás, así como Don Quijote XVI de Viñedos Lafarga.
“Luego me gustó la Tinta del Valle de Aborigen (entre 300 y 350 pesos); el Kerubiel de Adobe Guadalupe; también el Tardos Tempranillo de Santo Tomás; el BA II Arenal de Paralelo”.
En los rangos más caros, donde el vino refleja sus mejores sabores y aromas, además de mejor composición, Bondested lo otorgó a la Grenache de La Llave, y en el rango de 650 pesos a mil 200 o mil 300 pesos, el Balché Cero de Barón Balché y Ojos Negros Gran Reserva de Passion.
Los cinco mejores blancos
Los mejores cinco blancos alcanzaron un buen puntaje por su color, aroma, desarrollo en la boca, por el final y por su global.
“Si está equilibrado, si está bonito desde su color, bouqué, sabor, es un vino que necesita cumplir con estas características para formar una calificación muy alta”, refirió.
Yendo de menor precio a mayor precio en vinos blancos enlistó un Chardornnay de L.A. Cetto; un poco más caro, Monte Xanic Chenin Colombard; más arriba de precio, Sinonimo de Aborigen; más arriba Rincón del Barón Double Blanc, de Barón Balché; más arriba el Silvana de Villas Pijoan y el más alto, el Casa Grande Chardonnay, Grand Reserva de Casa Madero.
Para finalizar la entrevista, no quiso dejar de lado que el vino mexicano sí es muy caro pero porque tiene la calidad para serlo, “entonces si tu lo comparas con un Rioja o con cualquier Burdeo, con catas a ciegas van a competir y de seguro se van a dar el tu a tu”.
“Dale la oportunidad, que cuesta 600 pesos, órale vamos a probarlo, realmente hay vinos mexicanos estraordinarios y muy buenos, sí son caros pero muy buenos”, concluyó.
Texto: Fabiola Galván Campos ± Foto: Rodrigo Hernández Marco / Cortesía LA EUROPEA