Festín de comida y fiesta típica en Marrakech

Para disfrutar de la excelente comida típica de Marruecos la mejor manera es pasar una velada en Chez Ali, en las afueras de Marrakech, dentro del palmar. Es un cuento de las mil y una noches que invita a conocer el folclore de ese hermoso país. Construido como si fuera una inmensa kasbah, Chez Ali nos recibe por un sendero guardado por jinetes a caballo y penetramos en el inmenso recinto, los cantantes y bailarines nos acompañan hacia una tienda berebere. Entonces empiezan los platillos: la harira, sopa de carnero con lentejas y cilantro, la bastel’la, pasta de fila rellena con pichones, almendras, cebollas, condimentado con canela y azafrán; el tajine de res con ciruelas pasas y almendras, cocinado en esa olla de barro típica con tapa cónica, o el tajine de pollo con limón confitado; el mechoui, carnero entero cocido en el horno de barro al estilo barbacoa; y finalmente concluimos con el tradicional couscous, sémola de trigo acompañada con verduras. Es un verdadero festín de reyes que se honra con exquisitos pasteles y té de hierbabuena. La cena se acompaña con los mejores vinos marroquíes como Val D’Argan, Mogador Rouge o La Gazella de Mogador, vinos seleccionados del Val D’Argan, cerca de Essaouira.

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Al final, la gente se junta alrededor de la inmensa plaza para ver el espectáculo de los bailarines y cantantes, los mismos que pasaron en las diferentes tiendas a lo largo de la cena y el show termina con la Fantasia, una cabalgata de caballos y los jinetes disparan su rifle todos al mismo tiempo. Chez Ali no es un restaurante tradicional, pero sin duda es un lugar muy típico y una experiencia mágica.    

Texto: Patrick Monney ± Foto: Patrick Monney.