Durante la conquista española, en el siglo XVI, comenzaron a producirse los primeros vinos en Chile. La rápida adaptación de las cepas y la proliferación de su cultivo situaron a este país, ya a comienzos del siglo XVII, como el principal exportador de vino a las demás colonias del imperio español.

A mediados del siglo XIX audaces empresarios introdujeron en Chile las más finas vides europeas: Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot, Sauvignon, Riesling, Chardonnay y Gewurztraminer.

Asimismo, y atraídos por la calidad de los suelos y las favorables condiciones climáticas, emigraron a Chile experimentados enólogos franceses que junto a los expertos chilenos orientaron la producción vitivinícola hacia nuevas y prometedoras direcciones.

Ubicado en la vertiente occidental de Sudamérica y con parte importante de su territorio en la franja templada del hemisferio sur, Chile es el más antiguo productor de vino entre los llamados “países del nuevo mundo”.

 

Altaïr

Diez veces más brillante que el sol, Altaïr forma parte de una constelación y de la inspiración que asocia el suelo chileno con la experiencia francesa en la elaboración de gran un vino. Convencido de que Chile podía producir vinos con el mismo porte de un Grand Cru, el renombrado Château de Laurent Dassault (Saint Emilion) pasó varios años en búsqueda de un terreno digno de este propósito. En las alturas del Valle de Cachapoal nace Altaïr, donde Laurent Dassault aporta al cometido sus conocimientos y San Pedro contribuye con sus territorios y la experiencia que tiene en este nuevo mundo del vino.

Altaïr es un vino del carácter excepcional, su aroma es cautivante, su color profundo e intenso, en la botella se concentra una elegante estructura de frutas rojas, con aromas a pino, cedro y tabaco. En la boca se detiene un final sedoso y largo.

 

 

• Vinicultura

Altaïr fue elaborado para ser un vino chileno de resultado francés. Las viñas son distinguidas por su calidad y complejidad en el cuidado cotidiano y su recolección. En las últimas cosechas se han empleado las técnicas más renombradas, tanto en la gerencia como en el campo y las bodegas. El resultado se proyecta en la creación de un magnífico Cru de origen chileno.

• Vinificación

La vid pasa por dos fases de elección manual antes de su maceración. La fermentación se emprende en barricas de roble francés. La gravedad absorbe el trabajo del bombeo mecánico, con lo que se asegura una fermentación gentil y un envejecimiento reposado dentro del barril. La temperatura y la humedad se guardan naturalmente por el diseño de los lagares. Artesanos pacientes y dotados de experiencia tutelan a la uva hacia una expresión única y característica en la botella.

 

 

Casa Lapostolle

La familia Marnier Lapostolle, reconocida mundialmente por la producción de licores fuertes y aromáticos como Gran Marnier, también está involucrada en la elaboración de vinos. Originalmente vinateros del valle de Loire, los Marnier Lapostolle continúan su tradición como dueños de Château Sancerre y Casa Lapostolle, fundada en Chile en 1994.

• Vinicultura

Apalta: Situada en Colchagua, en la zona vitícola del Valle de Rapel, 200 km al sur de Santiago, entre la cordillera de Los Andes y el Pacífico. Este territorio tiene tres características esenciales: suelo, sol y agua.

 

Casablanca

Su Chardonnay clásico se produce aquí. En 1995 Casa Lapostolle decidió producir sus vinos Chardonnay sólo en el área de Casablanca y, por lo tanto, comenzó a adquirir las uvas de un agricultor de la zona más fría del valle. La baja fertilidad de los suelos arenosos y las condiciones extremadamente frías del lugar limitan los rendimientos de estas vides.

 

Requinta

“Las Kuras” comprenden 117 hectáreas de vides plantadas, con 36 hectáreas de Cabernet Sauvignon, 22 de Merlot, 40 de Sauvignon Blanc y 17 de Syrah. El alto porcentaje de residuo le da a los suelos un excelente drenaje y gran ventilación, pero baja fertilidad.

• Vinificación

En la Bodega Clos Apalta los 120,000 kilos de uvas desgranadas a mano en la sala de recepción de uvas, y que provienen de los mejores cuarteles de vides de 50-80 años plantadas con alta densidad, fermentan en 21 cubas de madera francesa de 75 hl. Luego bajan por gravedad a las barricas nuevas de roble francés para su guarda en la sala de primer año, cuyo techo tiene forma de cruz (recordando la constelación de la Cruz del Sur), para descender posteriormente a las barricas de la sala de segundo año, protegidas por una cúpula de delgadas láminas de raulí. En el quinto nivel se realiza el ensamblaje, y de allí se baja a la zona de embotellado, desde donde parte Clos Apalta para ser distribuido en 40 países.

Chile nos ofrece hoy en día una creciente cantidad de vinos por los cuales el mercado está dispuesto a pagar más, en algunos casos significativamente más. Como hemos visto, algunos se merecen el precio pagado.

 

 

Clos Apalta

La realidad es que Casa Lapostolle tiene un vino de la mejor calidad. Yo recomendaría que todo amante del vino probara esta joya. El único problema es conseguirla y así poder realizar tal deseo, ya que su limitadísima producción lo ha convertido en uno de los objetos más buscados en el mundo del vino. Clos Apalta alberga todo el sabor, el cuerpo y el aroma de las uvas que forman su esencia.

Si se analiza la evolución de este vino, que nació en 1997 y sólo ha sido interrumpido en 1998, lo más sorprendente es la consistencia de sus añadas. No hay duda de que todos son de Clos Apalta y que la mezcla conseguida con 80 o 70% de Merlot-Carmenère y el resto de Cabernet Sauvignon han dado vida a un vino único en su personalidad. Una personalidad que ha evolucionado con “encanto”, como la cosecha 1997, según palabras de Rolland, y de la cual apreciamos su nariz licorosa, de frutos secos, chocolate y una excelente vida que se conserva en el paladar. Personalidad como la 2001, la más exuberante, llamativa, afrutado en un paladar vibrante, que aborda cada uno de sus rincones. O como la 2002, con una nariz concentrada, de buena fruta, pero con un cuerpo más delicado, menos llamativo. El joven 2003 es impetuoso pero emocionante, en su fruta negra tan madura y esa boca concentrada, irresistible.

 

Los Vascos

La familia Echenique, de origen vasco, planta las primeras vides en el valle de Colchagua, hacia el año 1750. En el siglo XIX los Echenique participan de la dinámica expansiva, resultado de la iniciativa de unos cuantos pioneros que se inspiraron en el modelo francés. En 1850 Miguel Echenique y su hijo Gabriel plantan las primeras cepas francesas en el valle de Cañetén. La producción chilena se acelera con las primeras exportaciones de vino a Europa en 1877. En 1981 la propiedad adopta el nombre de “Los Vascos”, como tributo a los orígenes de sus iniciadores. En el año 1988 la familia Echenique entrega el mando a Domaines Barons de Rothschild (Lafite), cuya ambición pionera en Chile radica en el potencial de los vinos locales.

 

 

Vinicultura

Situado a los pies del Monte Cañetén, es uno de los mayores viñedos del valle central de Colchagua, ubicado a 40 km del Pacífico y a 200 km al sur de Santiago. Las condiciones climáticas proporcionan un notable estado sanitario natural, que se combina con un terreno privilegiado en cuanto a las condiciones de sol, recursos de agua, suelos semiáridos y escaso riesgo de heladas. El microclima de Viña Los Vascos ofrece una combinación excepcional de factores para la elaboración de grandes vinos.

Vinificación

Su superficie total es de 3,600 ha, con 580 ha de viñedos. Las cepas son: Cabernet Sauvignon (95%) y Chardonnay (5%). Las plantaciones más importantes datan de 1990. El viñedo cuenta con un conjunto de parcelas de 10 años y otro de entre 40 y 50 años, y las viñas más antiguas tienen 60 años. Los métodos de cultivo siguen las líneas tradicionales, tanto en los productos para el tratamiento del viñedo como en los fertilizantes, utilizados con mesura.

La vinificación se realiza en cubas de acero inoxidable, a baja temperatura, con la finalidad de conservar su juventud y sus aromas. Para afinar la fermentación son embotellados rápidamente. Una vez concluida la fermentación se aísla cada parcela, en un comienzo para comprobar su potencial. Luego, cada cuba es sometida a una serie de catas en los meses de julio/agosto para una estricta selección.

 

 

Texto: Dore Ferriz Híjar ± Foto: Imgres • AH.