Creador de arte culinario

 

 

 

Jan-Hendrik van der Westhuizen es un hombre de muchos talentos. Nacido en Sudáfrica, ha obtenido gran reconocimiento como chef de prestigio, apasionado fotógrafo y artista, enólogo, escritor y restaurantero exitoso. Actualmente divide su tiempo entre su país de origen y el sur de Francia, donde su restaurante JAN se levanta discretamente en Rue Lascaris, una pequeña calle pintoresca con un ambiente bohemio cerca del espectacular Puerto de Niza. Se convirtió en el primer sudafricano en recibir una estrella Michelin en 2016, y ahora su restaurante prospera, ofreciendo a sus comensales una experiencia exclusiva con una gran variedad de deliciosos sabores sudafricanos. 

Al contemplar su trabajo, su pasión por el arte es tangible. Sus platos son más que una suma de ingredientes para complacer al paladar; son una exhibición de artesanía y creatividad magistral. Su menú es una combinación armoniosa de tradición africana, técnica francesa y productos frescos mediterráneos de los mercados locales. A finales del año pasado, debido a la demanda del restaurante, el chef abrió MARIA, un comedor privado ubicado justo en frente de JAN con solo una mesa para una comida personalizada para un grupo de entre ocho y 18 personas. El espacio de temática blanca recibió su nombre de la madre y abuela del chef, quienes le enseñaron lo que él llama “hospitalidad sudafricana”, una filosofía profundamente arraigada tanto en JAN como en MARIA.

Además de su menú de primera clase, el chef ofrece una selección de dos vinos –rojo y blanco– con su propia etiqueta, producidos a partir de una mezcla de uvas cultivadas en la notable bodega orgánica Org de Rac en Sudáfrica. Sus vinos tienen una influencia mediterránea y un alma africana –una alegoría de su identidad como chef. Para él, Francia siempre fue una inspiración y, finalmente, su mayor logro. Ahora, después de haberse ganado el corazón de sus invitados y los paladares tan selectivos franceses (además de una estrella Michelin), todavía tiene mucho que ofrecer, con una personalidad brillante, una expresión artística innovadora y una cocina honesta.  

 

“Para mí, la relación entre la comida y el vino es indiscutiblemente simbiótica y es imposible pensar en una sin la otra”.

 

 

 

 

 

Texto: Belinda Bello ± Foto: IOL / DANIELA ZONDAGH / JAN HENDRIK GROUP