Tenerife ha desarrollado una oferta enoturística que combina su tradición vinícola con paisajes únicos.

Entre las actividades más destacadas en la isla perteneciente al archipiélago de Canarias, en el océano Atlántico, están las rutas del vino, donde los visitantes pueden recorrer viñedos y bodegas emblemáticas, disfrutando de catas guiadas por expertos.

Una de ellas es la Ruta del Vino Tacoronte-Acentejo, por ejemplo, ideal para descubrir las variedades locales mientras se aprecia el encanto de los pueblos de la zona.  Además, varias bodegas, como Bodegas Monje, ofrecen experiencias como talleres de maridaje, visitas al lagar histórico, y menús especiales que combinan la gastronomía canaria con sus mejores vinos.

 

 

Historia del vino en Tenerife

Haciendo un poco de historia, la llegada del vino a la isla de Tenerife se remonta al siglo XV, cuando los colonos españoles trajeron las primeras vides tras la conquista de las islas Canarias.

Las variedades europeas encontraron en los suelos volcánicos y el clima subtropical un hábitat ideal para desarrollarse, convirtiendo a Tenerife en un referente vitivinícola en los siglos posteriores. Durante el siglo XVII, los vinos de Malvasía de Tenerife alcanzaron fama mundial, exportándose a Europa y América, donde se disfrutaban de su dulzura y calidad.

Tenerife, hogar del majestuoso volcán Teide, muestra un terreno volcánico rico en minerales que aporta características únicas a las uvas. La combinación de estos suelos con las diferentes altitudes (que van desde el nivel del mar hasta los 1,600 metros) y microclimas da lugar a una diversidad sorprendente de vinos. Los vientos alisios y brisa marina favorecen el desarrollo de las vides, ayudando a equilibrar la acidez y los niveles de azúcar en las uvas.

El tesoro vitivinícola canario incluye más de 80 variedades, de los cuales 21 son autóctonas. En cuanto a los vinos de Tenerife han sido premiados en certámenes internacionales, como el Listán Negro y los blancos de Malvasía, que destacan por su carácter mineral y frescura. Según expertos, estos vinos son una expresión pura del terroir volcánico, combinando elegancia y singularidad.

 

Festividades en torno al vino

᛫-Fiestas de la Vendimia: Celebradas en septiembre, coincidiendo con la cosecha de uvas. Estas fiestas incluyen desfiles tradicionales, pisado de uvas y degustaciones populares. La zona de La Laguna y Tacoronte suelen organizar eventos que atraen a locales y turistas por igual.

᛫-Fiesta de San Andrés: En noviembre, los habitantes de Icod de los Vinos y Puerto de la Cruz celebran la apertura de las nuevas cosechas con una peculiar tradición: deslizarse por las calles empinadas en tablas de madera, mientras se degusta vino joven acompañado de castañas asadas.

Tenerife también cuenta con museos dedicados a preservar y divulgar su legado vinícola, como la Casa del Vino de Tenerife en El Sauzal.

 

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La histórica Bodegas Monje

Una de las bodegas más icónicas de Tenerife es Bodegas Monje [foto inicial], que data de 1750. Su compromiso con la tradición combinada con la innovación la convierte en un referente para los amantes del vino. Con vistas al Atlántico y al Teide, esta bodega ofrece experiencias enoturísticas como catas, maridajes y visitas a sus viñedos. Entre sus etiquetas más destacadas están el Hollera Monje y su gama de vinos tintos monovarietales, envejecidos en barricas de roble durante 6, 12 y 24 meses.

En 1956, don Miguel Monje impulsó la tradición vitivinícola familiar en su natal Santa Úrsula, al iniciar el embotellado y etiquetado del primer vino tinto en la isla, llevando la marca a niveles nunca imaginados, aprovechando las antiquísimas barricas de roble de castaño, traídas por sus antepasados desde Cuba en el siglo XVIII.

Felipe Monje, quien representa la quinta generación, continuó con el legado con la creación de vides originales –Tinta Monje y Huetina– para nuevos vinos. Para diversificar el mercado, Bodegas Monje creó Enoloca, una cerveza tipo American pale.

Dentro de la Sala de Barricas de Bodegas Monje, a 20 metros por debajo del nivel del mar, se resguardan más de 160 mil litros de vinos blancos, tintos y rosados, además de ser el lugar ideal para la realización de catas privadas, exhibiciones y presentación de obras de teatro y conciertos, como el de la banda británica Coldplay en el Festival Canon Light, además del Restaurante-Terraza.