Entre la primera ciudad y el Edén

Si en algún lugar existió el jardín del Edén, seguramente  fue la antigua Mesopotamia. 

Más allá de la cuna de las primeras civilizaciones de la humanidad, que se encontraba entre los ríos Tigris y Éufrates, aún más lejos de lo que viene en los libros de texto, esta región ubicada en lo que es el moderno Irak y el Cercano Oriente dio cabida a pueblos tan antiguos como los babilonios, sumerios y asirios.

El término Mesopotamia hace referencia a una noción territorial, ya que ahí se asentaron varias ciudades que convivieron durante diferentes etapas históricas, compartiendo así sus diferentes riquezas.

Sin embargo, las historias más importantes que encierra esta mítica región no son muy conocidas. Durante el año de 1947 unos pastores encontraron en una cueva del lugar   vasijas, así como manuscritos antiquísimos y tan importantes que, de acuerdo a estos vestigios, las religiones monoteístas más relevantes como la cristiana, judía y musulmana tienen su semilla en este sitio: se trataba de los Manuscritos del Mar Muerto.

 

 

 

 

Desde ese punto, arqueólogos y teólogos del mundo entero se han disputado el derecho a poder estudiar la zona, de seguir excavando para conocer más acerca de los moradores de esas tierras, ya que uno de los papiros encontrados se confirmó como la copia más antigua del viejo testamento.

Así, para llegar al punto de la historia donde se nos habla del Edén, habremos de pasar por Babilonia, ciudad majestuosa con grandes jardines de leyenda, su torre de Babel que nunca fue encontrada, y como la herencia del Código de Hammurabi, conocido por ser uno de los conjuntos de leyes más antiguos que, en breves términos, se basa en la aplicación de la ley del Talión a casos concretos.

Cuando se comienzan a descifrar los escritos de Babilonia, se descubre la vida cotidiana de sus habitantes: están el primer código, el primer diccionario, incluso se reporta cómo los padres se quejan de que sus hijos ya no los respetan, y poemas de amor. Testigos con un nivel alto de comprensión de la civilización, que nos acercan al día de hoy.

De ahí tendremos que retrasar el reloj hasta el año 700 años A.C. para ir con los asirios. Son descritos por la historia como un pueblo tirano y despiadado, creyente del poder absoluto, ejercido mediante la fuerza militar. Fueron considerados por los pueblos enemigos como una máquina de destrucción, pero aún así unas tablillas de barro que relatan su historia dejaron claro que se trataba de un pueblo con gusto por los imperios.

Mesopotamia, fungió como testigo mudo de la grandeza de los babilonios y asirios. Pese a todo esto, de acuerdo a los estudios realizados estas tierras vieron la caída de los sumerios en lo que pudo haber sido el diluvio universal, que finalmente arrasó con esta nación. En escritos encontrados en Sumeria se relata una lluvia torrencial que duró siete días y seis noches.

Pero, ¿quiénes eran los sumerios? Hace más de cinco mil años, este pueblo se dio a la tarea de inventar el gobierno, la rueda, la jardinería y los ladrillos, que  a la fecha seguimos utiliazndo para, construir nuestras casas. Sumeria es considerada la primera civilización de la tierra. Pero de todas, la aportación más importante de este antiguo poblado, es la escritura. 

Son muchas las historias desconocidas sobre Mesopotamia, y la que más intriga tal vez sea la que afirma que si existió un paraíso terrenal, estuvo ubicado en esta región. Pues bien, la historia sumeria narra acerca de un lugar al sur de Ur, principal ciudad sumeria: la llamada isla de Baréin, en la antigüedad Dilmún. Ahí es donde se dice que el agua era abundante y soplaban vientos frescos, un sitio perfecto. También era el territorio de la serpiente que robó la flor de la inmortalidad.

Sí, parece fábula, pero en la isla fueron descubiertas más de 85,000 tumbas, y los huesos encontrados demostraron que los habitantes de ese lugar eran más altos y saludables. También se encontraron serpientes embalsamadas en cada sepultura.

En el afán de buscar el punto de inicio como sociedad, el hombre ha mirado hacia esta zona rica en historia desde el siglo XIX, cuando cientos de arqueólogos acudían buscando respuestas.

Las pruebas que se nos ofrecen son provisionales; es decir, hoy se puede tener certeza sobre algunas partes de la historia, pero cada día se hacen nuevos hallazgos que tiran por tierra las teorías establecidas haciendo que se planteen nuevos rumbos que nos trazan diversos caminos, por los que habremos de descubrir de dónde venimos y lo que hoy somos. 

 

 

Texto: Alejandra Lugo ± Foto: WES / WSD / National Geographic