La meca del cine
Son más de 1,600 estrenos anuales, cerca de nueve millones de personas empleadas, populares bandas sonoras y superestrellas –elevadas al grado de divinidades hindúes–, Bollywood brilla como el primer productor cinematográfico de todo el planeta, aun por encima de los Estados Unidos y China, donde se realizan cerca de 600 y 800 filmes por año, respectivamente.
La pantalla grande india, cuya influencia en la sociedad es determinante, celebró en mayo del 2013 su primera centuria de producciones cinematográficas al conmemorar la producción de Rajah Harishchandra de Dhundiraj Govind “Dadasaheb” Phalke. Si bien Dadasaheb, conocido como el “padre del cine indio”, fue quien impulsó una industria naciente durante la primera década del siglo pasado, el verdadero precursor del cine indio fue Harishchandra Bhatva, quien a finales del Siglo XIX proyectó un filme mudo en kinetoscopio.
Hoy la capital del estado federal de Maharashtra se alista para los festejos fílmicos que tendrán lugar en el 2016, los cuales celebrarán el 120 aniversario de proyecciones en la india, al recordar cuando en 1896 Auguste y Louis Lumière llevaron lo que se llamó –en su tiempo– el más portentoso avance de la época: el Cinematógrafo y presentaran en un salón del hotel Watson de Bombay seis cortometrajes ante una audiencia inglesa que los clasificó como fabulosos. Así, al tiempo en que iniciaba una era de transformaciones políticas y revoluciones sociales en la India, el cine hindi apareció en escena con la película silente sobre la leyenda del Rajah Harishchandra, su esposa Taramati y su hijo; que gracias a su bien lograda narrativa, que describe pasajes de los libros sagrados del hinduismo, presentada en el cine Coronation de Bombay, convirtiéndose en uno de los primeros éxitos comerciales. En los años siguientes se lanzaron otras películas mudas, hoy consideradas obras maestras; una de las más representativas es la primera colaboración indoeuropea de 1929, The Trow of Dice, del realizador alemán Franz Osten.
Posteriormente, el auge de estos filmes llegó a localidades como Madras (la actual Chennai), en donde se creó una industria propia en cuyas producciones solo se habla el idioma tamil y actualmente se conoce como Tollywood; en la década de 1950 rebasó sus fronteras, cuando altos rangos del Ejército Rojo intercambiaban armas por los clásicos carretes de celuloide de 35mm de filmes indios.
El apelativo de Bollywood, el cual aparece formalmente en el Oxford English Dictionary, lo popularizó en los años 70 el cineasta, escritor e historiador Amit Khanna al conjuntar en un tono irónico Bombay con Hollywood. Las décadas subsecuentes de los 80 y 90 marcan el máximo esplendor de la industria fílmica hindi con el encumbramiento de actores y actrices, así como el surgimiento de actuales estrellas que pueden ganar por película hasta 17 millones de dólares.
En la actualidad, a las producciones de historias épicas hinduistas o fábulas tomadas de libros sagrados se suman impresionantes puestas musicales y la comedia romántica. Se trata de películas cuyo éxito proviene de la mezcla del glamour indio con las tradiciones e identidad nacional; impulsando valores en donde el hombre vence todo obstáculo. Todo envuelto en un halo de historias con final feliz –una característica de estas cintas–, aunado a grandes escenografías y una fuerte dosis de coreografías.
Mientras en el mundo occidental, la violencia, el sexo y los explosivos efectos especiales, hacen de una película la taquilla más abarrotada del verano, del otro lado del planeta, las películas hindi presentan, en su mayoría, comedias musicales que tienen entre cinco y 14 canciones, sin grandes efectos especiales, ni al invariable héroe que afronta en solitario hordas terroristas… en ellas abundan el idealismo, los valores y el amor a la madre. Así, Bollywood dibuja una India ficticia en donde la música, el baile, los amoríos y, también, las peleas lo inundan todo.
Un mundo mágico
Según especialistas en cine, y así lo confirman sus miles de millones de seguidores, los filmes de Bollywood, a diferencia de los de hollywoodenses, son una expresión de la sensibilidad de un pueblo y su cultura, lo que sobrepasa el interés meramente mercantil de las películas taquilleras, convirtiendo a estas cintas en obras de culto. Sin embargo, ello no hace que estas películas sean menos vistas, pues durante el 2014 esta industria tuvo rendimientos por 138,000 millones de rupias y se estima que durante 2016 facture unos 150,000 millones de rupias.
Los indios aman las producciones de proporciones épicas, así como las suntuosas comedias musicales; de tal manera que la demanda es tan grande que las casas productoras basadas en las ciudades de Bombay y Bangalore producen 1,600 películas al año. A esto hay que sumarle las coproducciones que se efectúan con estudios de grabación alemanes, españoles, ingleses, o rusos; su crecimiento anual va del 8 y 10%, convirtiendo a Bollywood en una industria tan atractiva que incluso la estadounidense Sony Pictures Entertainment, con la coproducción del filme Saawariya, una adaptación de Noches blancas de Dostoyevski, en 2007 sentó precedentes de la llegada de capital estadounidense a los diversos géneros del cine indio; ejemplo que siguió Walt Disney Pictures, la cual debutó en la región el año pasado con su opera prima: Khoobsurat. Otras empresas estadounidenses que han llegado al cine hindi son Warner Bros y Viacom.
La fascinación por el cine bollywoodense es apoteótica, con récords de taquilla que han registrado hasta 15 millones de entradas por día, convirtiendo a sus seguidores prácticamente en zoombies, quienes además de su mente le han entregado el corazón.
Por si esto fuera poco, actualmente las películas y música de Bollywood tienen un éxito avasallador más allá de sus fronteras –sí, incluso en el mundo occidental-.
La filmografía hindi es conocida en regiones tan extensas como inverosímiles, su distribución lo mismo llega a Francia, China, Malasia o Egipto, que al Reino Unido, Australia, Sudáfrica y Canadá; por lo mismo, tiene que ser doblada y subtitulada a más de una veintena de idiomas, y es apreciada tanto por iraníes, pakistaníes e israelíes, como por dominicanos y haitianos. Próximamente, en junio de 2015, los mexicanos también podrán apreciar (y la gran mayoría conocer) los filmes hindis, durante la Bollywood Week Cancún.
En la India el cine es una parte indisociable de su cultura, en donde uno de sus principales méritos es que al interior de las salas cinematográficas, la gente pierde su estatus de casta o religión, para convertirse en un espectador más; uno que ríe, llora y disfruta de la película, tanto como con el resto del público. Bollywood tiene personalidad propia y no se ve influida por el predominio de Hollywood, por lo que ésta no representa una amenaza para la cinematografía india.
Texto: Andrés Torres ± Foto: SNEHAMISTRI / DISPLACED / SANTA BANTA / HDNI / IMAGENESRF / IBACK / WATY / STATIC / I MAGENESRF / AMIGOS DE LA INDIA / BLAEMINDS / YOYOWALL