Ir más allá es sólo el comienzo

John Davison Rockfeller (1839 -1937) es sinónimo de historia de los Estados Unidos de Norteamérica, un hombre que nació en condiciones económicas promedio, se convirtió a sí mismo en uno de los empresarios más poderosos del mundo, combinación entre talento, iniciativa e intuición, lo llevaron a ser  un personaje público,  por ende marcado indeleblemente para bien y para mal  de la sociedad planetaria. Profundamente contradictorio; criticado por la manera de llegar y ascender  a la clase empresarial, acusado de controlar diferentes monopolios, entre ellos la conocida Standard Oil (1870) pero también  fundador de universidades, como la de Chicago (1890) y la que lleva su nombre (1901) en NY, instituciones de beneficencia como Fundación Rockefeller(1913), la General Education Board (1902),  coleccionista de lo más diverso, destacan entre otras las fundaciones del Museo Metropolitano de Arte (1870) y del Museo de Arte Moderno de Nueva York (1929), legado invaluable para el pueblo  norteamericano, lo mismo para visitantes, amantes y estudiosos del arte.  

 

 

 

Será relativamente corta su experiencia como empleado, sus inquietudes lo llevarán desde una temprana edad a aprender y tomar riesgos, creando su primer empresa Clark &  Rockefeller (1857),  esta templará su carácter como ambicioso financiero, invirtiendo una y otra vez  capital y utilidades para obtener mayores y mejores resultados. Será la ciudad de Cleveland la que le permita desarrollar  sus negocios, de tal manera que la gente de la época lo creía dueño de la ciudad, pues a cada paso que daba su riqueza era cada vez mayor.

La  económica de USA a pesar de la  guerra de Secesión (1861-1865), crecía aceleradamente  lo que le permitirá explorar otros campos de explotación, dejará el comercio del café, para invertir en el llamado oro negro, lo que lo llevará en el año de 1870 a fundar la famosa  Standar Oil. Con la idea de   producir un depurado keroseno, capaz de  llegar a los hogares más distantes del país. Para lograr el objetivo era necesaria  su distribución, estrategia que le hará   buscar negociaciones con el único constructor de vías férreas de la época, el acaudalado Cornelius Vanderbilt (1794-1877), de quien obtiene un contrato conveniente logrando su fin.

 

 

 

Su estrategia fue ir comprando y eliminando a uno por uno de los competidores, con favorables o desafortunados tratos según fuera el caso, esta compañía sería el bastión fundamental de desarrollo y el eje de lo que se conocería como el imperio,  al finalizar esta maniobra económica la Standard Oil manejaba el 90% de todo el mercado norteamericano y Rockefeller, a sus 33 años, era la persona más rica del país. Diez años más tarde creó la holding de inversiones: Standard Oil Trust, que manejaba inversiones en distintas ramas de la industria y se extendía por todo el mundo. Con esta medida lograba evitar ser acusado de monopolio por el gobierno que comenzaba a hostigarlo por sus prácticas y abogaba por la libre competencia. No tardó mucho en que el caso fuera llevado al Tribunal Superior de Justicia de Ohio que declaró el Trust como monopolio ilegal, dando como resultado, la desmembración total del grupo, completamente disuelta en 1911.

Al final de sus días poseía el 1.53 % del Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos de Norteamérica.

Ir más allá fue tan sólo el principio de una historia que aún continua en sus herederos y en la influencia de todos los experimentados y novatos empresarios que sueñan lograr la  riqueza que hasta el día de hoy no ha podido ser igualada.

 

 

Texto: Emanuel Alday ± Foto: tqn / bp / wpd / colan history