Capadocia, matriz de devaneos históricos, auges y caídas imperiales.
Hace casi 40 millones de años, los antiguos volcanes de la Turquía Central, Hasan Dagi y Erciyes Dagi, erupcionaron inimaginables cantidades de lava, siendo los responsables de las extrañas formaciones de Capadocia.
Resultado del minucioso trabajo natural, fue su situación geográfica la que jugó un rol fundamental para hacerla, durante siglos, objeto de continuas invasiones, escenario de encrucijadas y de múltiples rutas comerciales.
En Capadocia hubo distintos asentamientos humanos. Algunas civilizaciones florecieron aquí, en tanto que otras llegaron desde Europa y otras regiones de Asia Menor.
El Imperio Bizantino (330 – 1543) dominó los territorios de gran parte de Europa, el norte de África y el Oriente Próximo. A partir del siglo IV se instauró en Capadocia, logrando introducir el cristianismo, una arquitectura influenciada por monasterios de Palestina y Egipto, y la afirmación de una nueva cultura de corte romano, griego, ortodoxo y oriental.
Registros arqueológicos del siglo VI a. C. indican que Capadocia estaba dividida en provincias, cada una gobernada por un sátrapa persa y que rendían culto en templos zoroastrianos (de fuego) a deidades iraníes como Anahita. El geógrafo e historiador griego Estrabón describió estos lugares como con altares sobre los que había grandes cantidades de cenizas, siempre encendidas.
Su antigua capital, Césarea (hoy en día Kayseri), se convirtió, a partir del siglo III en un importante centro religioso de la cristiandad: Un movimiento monacal impulsado por el obispo Basilio el Grande; precedido Pablo de Tarso quien, entre los años 44-58 d. C. viajó en tres ocasiones a Lystra, Derbe, Iconio y Pisidia en compañía de Timoteo.
Desafortunadamente, el apogeo del monacato llegó durante la época iconoclasta (725-842 d. C.), tras la prohibición del emperador bizantino León III. Durante este periodo, los edificios religiosos se caracterizaban por la austeridad de la decoración, basados en símbolos abstractos y geométricos-siendo la cruz un elemento recurrente-, uso de pocos colores y superficies en su mayoría lineales.
En el 842 ocurrió la restitución de las imágenes y una explosión de colores en la iconografía, ya basada en episodios y personajes de la Biblia. Fue durante los 11 siglos de existencia del Imperio Bizantino que se levantaron algunas de los mejores patrimonios mundiales.
Por ejemplo, el Monasterio Karanlink de Goreme, construido hacia el 905-1000 y utilizado por Bizantino para hacer visible su legado tanto civilizador como espiritual. Se le conoce también como Iglesia Oscura porque solo posee una ventana que comunica con el exterior, lo que no permite la completa entrada de la luz solar.
Tiene influencias romanas en su arquitectura y decorado. Excavada sobre la roca, sus interiores albergan pinturas que retratan algunos acontecimientos bíblicos, como: Anástasis o Descenso al Limbo; Crucifixión de Jesús; Última Cena (con una temática dentro de los cánones bizantinos en la que se incluye un pez gigante en vez del pan); y la Adoración de los Magos (que muestra a seis y no tres).
Situada en el Museo al Aire Libre de Goreme, la Iglesia de la Hebilla posee características bizantinas orientales. A la entrada, una inscripción revela que fue construida por Constantino VII y León en el s. X.
En este lugar también se encuentran: La Iglesia de las Sandalias, la Iglesia de la Serpiente, la Iglesia de la Manzana, la Capilla de San Basilio y la Capilla de Santa Bárbara.
En el 1071 (s. XI), Capadocia fue ocupada por los turcos selyúcidas quienes no interfirieron en la religión o vida de los cristianos. Un ejemplo de la arquitectura de época es el Monasterio de Peristrema (Ihlara Valley), con iglesias excavadas en la roca decoradas con temas evangélicos, y el caravasar Sarihan.
Mustafapasa es un pueblo turísticamente poco conocido. Está ubicado a 5 km del Ügrüp, cerca de la ciudad de Goreme. En sus alrededores se ubican las antiguas iglesias de Aios Vasilos, San Constantino y Elena, y Alakara, cuya arquitectura del s. XIX fue influenciada por la herencia griega.
Con el paso del tiempo, la mayoría los monasterios en Capadocia fueron desapareciendo y terminaron siendo joyas arquitectónicas transformadas por los locales en establos, viviendas, palomares o almacenes.
Texto: Alejandra Cañedo ± Foto: vertierra, gmrt, DAY TRIP,TUEKISH ARCHAELOCGICAL