La historia de Catar como la nación que conocemos en la actualidad, data del 6000 a. C.
Los rastros de los primeros pobladores en la península catarí, ubicada frente al golfo Pérsico, indican que estaban asentados en pequeñas poblaciones aisladas que, para subsistir, sembraban empleando herramientas fabricadas en piedra; además de la elaboración de cerámica decorada, de la cual se han encontrado vestigios.
Estos asentamientos son distinguidos como el “período Ubaid”, nombrado así por un yacimiento descubierto al sur de Mesopotamia, en el sitio donde este tipo de cerámica fue hallada por primera vez. Esto indica que los antiguos habitantes de esa zona tenían lazos con el área conocida actualmente como Irak. Por los indicios de pozos interiores y el cultivo de cereales silvestres, se cree que la temperatura era mucho más húmeda que en la actualidad.
De los mapas iniciales de Catar, existe una versión de la carta geográfica de Claudio Ptolomeo (100-170), exhibida en la Biblioteca Nacional de Catar, que señala a ‘Catara’ como un fuerte.
Vestigios de la edad de bronce localizados cerca de Al Khor, en la costa este, especialmente en la isla Bin Ghannam o Isla Púrpura, incluían grandes cantidades de caparazones de múrices (pequeño caracol marino), empleados para la elaboración de un tinte violáceo apreciado por la realeza. En el extremo oeste se descubrió un asentamiento de la Edad de Bronce en Ras Brouq y fragmentos de cerámica Barbar Ware (denominada así por un yacimiento en Bahréin) que datan del 3000 a. C. La mayor concentración de yacimientos de la Edad de Hierro se da en la costa noroeste de Catar, en Umm al-Ma’a; los hallazgos comprenden más de 5,000 sepulcros de piedra que datan del 300 a. C. y 300 d. C.
En el 628, Mundhir bin Sawa Al Tamini, el gobernante cristiano de la región de Al Hasa que incluía la península de Catar, se convirtió al islam. Solo se han identificado unos pocos yacimientos de este periodo islámico temprano, lo que sugiere que la península estaba poco poblada en esos tiempos. Durante el período Umayyad, entre los siglos VII y mediados del VIII, Catar era un centro de crianza de camellos y caballos.
A la búsqueda de perlas
El reino de los Abbasids, entre los siglos VIII al XIII, presenció el crecimiento de la pesca de perlas a lo largo de los ricos bancos de ostras en aguas cataríes. Restos arqueológicos de finales del período Umayyad fueron descubiertos en Yoghbi, al noroeste de Catar, mientras que restos de viviendas, dos mezquitas y una mansión fortificada de principios del período Abbasid de los siglos IX y X, fueron hallados en la cercana Murwab, en el noreste.
Entre los siglos X y XV, al parecer los habitantes se trasladaron a la parte iraní del Golfo. En Catar, dos yacimientos de este período se localizaron en Ruwayda y Freyha, en la costa noroeste, y permanecieron habitados hasta el siglo XVIII.
Llegan las rutas marítimas comerciales
El periplo del explorador portugués Vasco de Gama a través del cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica, en 1497, estableció una ruta marítima europea hacia Oriente. Esto permitió por primera ocasión el establecimiento de bases comerciales permanentes en el golfo Pérsico. En los siglos XVI y principios del XVII, otomanos, safávidas y portugueses se disputaron el territorio de Catar.
Los exploradores portugueses mencionaron a Catar durante las décadas de 1580 y 1590, y existe una representación de Catar como un único fuerte en el atlas mundial de Luis Lázaro realizado en 1596. En 1602, cuando los portugueses pierden Bahréin ante el Imperio Safávida, Catar cobra importancia para los lusitanos. Después de esta fecha, los portugueses usaron Catar como base para saquear Bahréin, así como cobrar impuestos a los mercaderes que viajaban por el Golfo. Las excavaciones de Ruwayda revelaron una fortificación portuguesa que podría ser la misma mencionada por las fuentes lusitanas.
Los otomanos también tuvieron presencia en Catar en la década de 1550, con una gran rivalidad con los portugueses, quienes desde ahí controlaron Bahréin. En la década de 1670, el jeque de la tribu Banu Khalid expulsó a los otomanos de Al Hasa, lo que probablemente eliminó toda manifestación otomana de Catar. A partir de ese momento, florecieron diversas entidades tribales marineras que gobernaron una franja de terreno que se extendía por Catar y Kuwait.
En el siglo XVIII, miembros de la confederación tribal Utub, que incluía varios grupos como Al-Sabah, Al-Khalifa, Al-Fadhil y Al-Jalahimah, tomaron el control de Kuwait, Catar y Bahréin. Aunque la mayoría de grupos de la Utub eran originarios de Arabia central, en algún momento se volvieron marinos y adoptaron el barco como principal medio de transporte.
Existen escasas pruebas históricas y arqueológicas de yacimientos del siglo XVII a lo largo de la costa norte de Catar. Uno de los cambios más significativos en el siglo XVIII fue la desaparición prácticamente de la población portuguesa y la llegada de comerciantes de los Países Bajos, Francia e Inglaterra, naciones que habían estado presentes en el golfo Pérsico durante el siglo XVII, su rivalidad aumentó durante la década de 1700, lo que resultó en un monopolio británico a principios del siglo XIX. Esto estableció los cimientos de la historia moderna de Catar.
Los vestigios, hoy en día
En la actualidad, se puede apreciar la herencia de los antiguos habitantes al oeste de la península catarí en los vestigios de grabados rupestres de Al Jassasiya, uno de los emplazamientos arqueológicos más importantes de Catar. Se trata de un sitio con tallas en piedra que comprende 874 petroglifos, que se cree datan del Neolítico (6000 a. C. y el 4000 a. C.).
Es un paisaje desértico rocoso de 700 m de ancho, con distintas tallas, descubierto en 1957; las esculturas rupestres de Al Jassasiya presentan varias formas, incluyendo peces, avestruces y hendiduras. Hay tallas de bagalas, los barcos que permanecen en uso hasta el día de hoy y que ofrecen un enlace directo a un pasado lejano. Se cree que las hendiduras fueron usadas para almacenar perlas o eran antiguos juegos de mesa conocidos como Al Haloosa o Al Huwaila.
La etimología de Al Jassasiya ofrece una pista en cuanto a su propósito histórico: significa en árabe “colina” o “los buscadores”, y al encontrarse en un área elevada con vista al mar, lo más probable es que la zona fuese utilizada para vigilar las embarcaciones que ingresaban a Catar.
Otro hallazgo en Al Jassasiya son los restos de asentamientos residenciales, donde se ubicaron cerámicas del siglo XV. El sitio, que ofrece legados del pasado, sigue siendo un enigma décadas después de haber sido descubierto. Cerca se localiza la playa de Al Jassasiya, un oasis oculto, con manglares que proporcionan un telón de fondo verde al blanco de la arena y sus aguas cristalinas y poco profundas, donde floreció esa civilización.
El fuerte Al Zubarah, perteneciente al siglo XX, es de reciente revelación y desde 2013 es el único Patrimonio Mundial de la Unesco de Qatar. Fue construido junto a la costera ciudad amurallada de Al Zubarah (fundada en 1760), un importante centro de recolección de perlas del golfo Pérsico en el siglo XVIII. Sus paredes de 1 m de espesor ofrecían protección ante los invasores y ayudaban a mantener las habitaciones frescas durante el verano; en su interior albergó palacios residenciales, mezquitas, casas, chozas de pescadores, calles, cementerios y un canal con un puerto. En las paredes de los edificios originales se encontraron 15 dibujos grabados en yeso representando navíos comerciales empleados en esa época en el golfo y el océano Índico; también fueron descubiertas monedas, pesas de buceo y cerámicas del siglo XVIII.
Por su ubicación junto al mar, los cataríes necesitaban una torre de vigilancia para las embarcaciones que se aproximaban y a principios de 1900 levantaron las Torres Barzan de 16 m, siguiendo la arquitectura tradicional catarí. Se cree que eran utilizadas como observatorio de la Luna y desde ahí determinar el calendario lunar. A diferencia de otros fuertes, fueron construidos en varios pisos, dándoles el nombre de Barzan, que en árabe significa “lugar alto”.
Las Torres Barzan fueron edificadas entre los siglos XVIII y XIX por Sheikh Mohammed bin Jassim Al Thani, fundador de la aldea Umm Salal Mohammed., en los suburbios de Doha.
Barzan es el nombre que recibe la torre occidental de 14 metros de altura; consta de tres niveles y, con su distintiva forma de T, se considera única en esa región del Golfo. La torre oriental, Al Burj Al Sharqi, también erigida con piedras y barro revestido, tiene una forma rectangular más típica. La mayoría de los primeros asentamientos tenían una o más torres de forma cilíndrica o rectangular, generalmente construidas con piedras.
Según las tradiciones orales locales, las torres podrían haber sido utilizadas como miradores para vigilar sus fuentes de agua y pozos. Otra versión las describe como observatorio para determinar las fechas del calendario lunar.
Al noroeste de Doha está el fuerte de Al Rekayat es uno de varios bastiones en el desierto que datan del siglo XIX. Fue uno de los pocos restaurados, conservando su estructura original; los restos del original pueden observarse en el patio.
El nombre Al Rekayat significa “pozo” en árabe; por lo tanto, se cree que fue levantado para proteger la fuente esencial de agua. La existencia de un pozo de agua dulce en el refugio y los restos dispersos de un pueblo cercano apoyan esta suposición. Además, la fortificación era un lugar seguro para la población cercana en caso de posibles conflictos entre tribus.
El fuerte Al Rekayat sigue la planta típica de un alcázar del desierto: tiene tres torres rectangulares y una redonda. Alineados alrededor de los tres lados del gran patio central hay estrechas habitaciones sin ventanas, pero con puertas que se abren al patio. La única entrada se localiza en el muro sur.
La ciudad portuaria de Al Khor floreció a principios del siglo XX como un importante centro de pesca y de perlas, protegida por un baluarte integrado por un conjunto de tres torres que guardan la entrada. Las torres del antiguo puerto se utilizaron para monitorear los barcos y proteger el acceso al pozo histórico de Ain Hleetan, la principal fuente de agua que hizo posible la vida en Al Khor.
Las tres torres situadas en Al Khor, a lo largo de la línea de costa, muestran una estructura muy similar: de forma cilíndrica, con gruesos muros de piedra. Los guardias podían permanecer en la plataforma de las torres; una especie de balcón accesible solo escalando las paredes exteriores con la ayuda de una cuerda.
Texto: Felipe Gómez ± Foto: ediciones boreal, wikiwand, qatar tourism, wpt