El movimiento surrealista se originó en París en 1924 y se unieron a él las mujeres, pero rara vez se les describió como protagonistas.

Para muchas artistas, fue una batalla feroz por la autonomía creativa. Eran actos de apoyo para sus homólogos masculinos, a menudo retratados como objetos de deseo, miedo y disgusto masculino heterosexual, todo a expensas de sus logros artísticos. En el siglo XX, las mujeres surrealistas perseveraron incansablemente para que su trabajo fuera visto y escuchado, pero muchas solo recibieron reconocimiento en los últimos años. Bonhams presenta 10 mujeres pioneras del arte surrealista.

Dora Maar (1909-1997). Nacida en París como Henriette Theodora Markovitch, se crió entre Argentina y Francia. Aunque fue famosa por ser pareja de Pablo Picasso y tema de varias de sus pinturas, fue un célebre ícono del surrealismo por derecho propio, abriendo un camino con fotomontajes, pinturas y poesía con carga social y política.

Influenciada por la política izquierdista de la época, Maar llevó su cámara Rolleiflex a las calles de las ciudades europeas para documentar las duras condiciones de las comunidades afectadas por la pobreza durante la Gran Depresión.

Jane Graverol, Límites de la préciosité.

Jane Graverol (1905-1984). Hija del pintor simbolista Alexandre Graverol, nació en Ixelles, Bélgica. Se matriculó en la Académie Royale des Beaux-Arts de Bruselas en 1921 y comenzó a exponer obras en 1927. Aunque esto fue antes de que el movimiento despegara, sus pinturas presagiaban los rasgos del surrealismo y Graverol quedó estrechamente vinculada al surgimiento del movimiento en Bélgica, que se formó en torno a René Magritte, quien organizó una exposición de su obra en 1950.

Sus composiciones poéticas fueron interpretadas con una precisión meticulosa y centradas en la experiencia femenina, que era a la vez sensual, grotesca y empoderada, y a menudo combinaba objetos cotidianos con fuerzas sobrenaturales.

María-Berthe Aurenche (1906-1960). Nacida en 1906, era hermana del guionista Jean Aurenche. En 1927 conoció al destacado Max Ernst y se casaron casi al mismo tiempo. Pronto se sumergió en los círculos surrealistas, que incluían a Man Ray, Lee Miller y André Breton, pero su trabajo ha sido pasado por alto durante mucho tiempo en el canon de la historia surrealista.

Valentine Hugo, Cadavre Exquis.

Valentín Hugo (1887-1968). La artista y escritora francesa es mejor conocida por su trabajo con el ballet ruso y los surrealistas franceses. Tras estudiar en la École des Beaux-Arts de París en 1908, diseñó vestuario y decorados para ópera y teatro. En 1914 conoció a Jean Cocteau y colaboró en el ballet Parade.

Fue a través de Cocteau que conoció a Jean Hugo, bisnieto de Victor Hugo, con quien se casó en 1919. Su interés inicial era el dadaísmo, pero André Breton, con quien más tarde tendría una relación explosiva, inclinó a Hugo hacia el surrealismo.

Rachel Baes, La Lessive De Minuit. 

Raquel Baes (1912-1985). La pintora surrealista belga nació en Bruselas. A pesar de una relación desafiante con su padre, el paisajista y retratista Émile Baes, sus padres defendieron sus aspiraciones creativas desde una edad temprana. No estudió arte formalmente, pero Baes fue una de las primeras en la escena artística, donde comenzó a experimentar con naturalezas muertas. En 1929, con sólo 17 años, expuso en el Salón de los Independientes de París y pronto se sintió atraída por la fuerza emergente del surrealismo.

En las décadas de 1940 y 1950, comenzó a asociarse con figuras del núcleo del movimiento, entre ellas René Magritte, Jean Cocteau, Paul Léautaud y André Breton.

Gracia Pailthorpe (1883-1971). Es una de las artistas más intrigantes del surrealismo. Nacida en Sussex, Inglaterra, era la única hija de diez hijos criados en una estricta secta religiosa. Su carrera inicial fue en medicina, trabajando como cirujana respetada en hospitales militares a nivel internacional durante la Primera Guerra Mundial.

Después de extensos viajes, regresó a Inglaterra y se dedicó a la psicología y el análisis freudiano, específicamente la delincuencia juvenil. En 1935 conoció a Reuben Mednikoff, con quien mantendría una larga e intensa colaboración creativa fusionando el arte con la psicología.

Leonor Fini, Sans titre (série Aurélia). 

Leonor Fini (1907-1996). Nacida en Buenos Aires, de padres italianos y argentinos, creció en Trieste, Italia. Su educación artística fue en gran medida autodirigida, perfeccionando su ojo para la anatomía en la morgue local en su adolescencia. Se mudó a París en 1931, donde fue recibida en los círculos surrealistas.

Adelantada a su tiempo, revirtió las normas de género, cuestionando tanto las convenciones sociales como las definidas por sus contemporáneos masculinos. Aunque nunca dejó de sorprender con sus encantos excéntricos, belleza y personalidad sociable, hubo motivos recurrentes en su trabajo, incluidas poderosas formas femeninas, moda teatral, giros surrealistas en la naturaleza muerta y, más notablemente, la figura de la Esfinge.

Eileen Agar, Sin título. 

Eileen Agar (1899-1991). La artista británico-argentina sigue siendo una de las fuerzas más fundamentales del surrealismo. Durante su infancia en Buenos Aires y en el colegio de Inglaterra, Agar quedó cautivada por la creatividad, sumergiéndose en la obra de Edmund Dulac, Arthur Rackham y Paul Nash, con quienes luego tendría una intensa relación creativa y romántica.

Después de estudiar arte en Londres, se mudó a París en 1928, donde conoció a André Breton y Paul Éluard. Pintó su primera obra surrealista en 1930, basada en el manifiesto surrealista de Breton. En 1936, fue una de las pocas mujeres participantes en la Exposición Internacional Surrealista de Londres; se convirtió en una figura clave en el brazo británico del movimiento, pero estuvo en gran medida alejada de sus aspiraciones políticas.

Dorothea Tanning, Sans Titre.

Dorothea Tanning (1910-2012). A lo largo de una carrera de siete décadas, la artista y escritora estadounidense combinó hábilmente lo surrealista y lo real con un efecto asombroso. Nacida en Galesburg, Illinois, conoció el surrealismo por primera vez en Nueva York en la década de 1930; La exposición del MoMA Arte fantástico, dadaísmo y surrealismo tuvo un efecto especialmente potente en el joven artista.

En 1942, conoció a Max Ernst, entonces casado con Peggy Guggenheim, y la pareja se casó en 1946. Aunque con frecuencia fusionaba lo familiar con los temas extraños y explorados del deseo y la sexualidad, el estilo de Tanning estaba en constante evolución.

Leonora Carrington (1917-2011). La artista y novelista británica nació en una acomodada familia católica irlandesa. Animada a convertirse en debutante, se rebeló contra las expectativas familiares represivas y persiguió la creatividad. En la escuela de arte de Londres, estuvo expuesta a las curiosidades del arte de vanguardia y el surrealismo.

En 1937 conoció a Max Ernst. La pareja se enamoró y se mudó a Francia, donde se sumergieron en actividades surrealistas colaborativas. Cuando su relación terminó, Carrington sufrió un importante ataque psicótico y fue institucionalizada. En 1942 se mudó a México rodeada de un grupo de surrealistas expatriados. Prosperó, desarrolló un universo de hibridación animal-humana y construyó un mundo en el que las mujeres no eran objetos del deseo masculino, sino matriarcas empoderadas.