Katsushika Hokusai, uno de los artistas más conocidos de Japón, dejó invaluables obras, algunas de ellas recordadas en esta semblanza.

Nadie lo sabe con certeza, pero se cree que Hokusai nació el 30 de octubre de 1760, el día 23 del noveno mes del décimo año de la era Hōreki de Japón. Se piensa que su padre fue Nakajima Ise, explican en Christie’s.

Hokusai empezó a pintar desde muy joven. Ya de anciano, recuerda: "Desde que tenía seis años, tenía la costumbre de dibujar cosas que veía a mi alrededor". Su padre fue una influencia formativa, ya que hacía espejos y pintaba los diseños detallados.

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, Katsushika Hokusai (1760-1849), <em><i>Carpa nadadora</i></em>. Pergamino colgante; tinta y color sobre seda. Katsushika Hokusai (1760-1849), Carpa nadadora. Pergamino colgante; tinta y color sobre seda.

 

En el siglo XVIII, los libros impresos a partir de bloques de xilografía se convirtieron en una forma popular de entretenimiento. A los 14 años, Hokusai fue aprendiz de tallador de madera y más tarde fue aceptado en el estudio del prestigioso pintor y grabador Katsukawa Shunsho.

Katsukawa fue un maestro del ukiyo-e (que significa "pinturas del mundo flotante"), un género que floreció en Japón entre los siglos XVII y XIX. Los artistas del ukiyo-e hacían xilografías que representaban temas populares, desde actores de kabuki, luchadores de sumo y bellezas femeninas hasta paisajes famosos.

Si bien no era raro que los artistas japoneses cambiaran de nombre, Hokusai lo hizo con más frecuencia que cualquier otra figura importante de su época (aproximadamente una vez cada década) y también adoptó ocasionalmente seudónimos informales.

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, Katsushika Hokusai (1760-1849), <em><i>Fugaku sanjurokkei (Treinta y seis vistas del monte Fuji)</i></em>. Un juego completo de cuarenta y seis grabados, cada uno firmado por <em><i>Saki no Hokusai Iitsu hitsu, Hokusai Iitsu hitsu</i></em> o <em><i>Hokusai aratame Iitsu hitsu</i></em>, publicado por Nishimuraya Yohachi (Eijudo), c.1830-4. Katsushika Hokusai (1760-1849), Fugaku sanjurokkei (Treinta y seis vistas del monte Fuji). Un juego completo de cuarenta y seis grabados, cada uno firmado por Saki no Hokusai Iitsu hitsu, Hokusai Iitsu hitsu o Hokusai aratame Iitsu hitsu, publicado por Nishimuraya Yohachi (Eijudo), c.1830-4.

 

Nacido como Tokitaro, publicó su primera serie de grabados en 1779 bajo el nombre de Shunro, que le había dado su primer maestro. En años posteriores, se referiría a sí mismo como Gakyo Rojin Manji o "El viejo loco por el arte". Los diversos nombres de Hokusai, a menudo vinculados a cambios en su estilo artístico, se han utilizado para identificar diferentes períodos de producción.

Su predilección por los nuevos seudónimos sólo fue superada por su amor por cambiar de casa: aunque permaneció en la misma región, Hokusai tuvo más de 90 domicilios.

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, Katsushika Hokusai (1760-1849), <em><i>Lirios y saltamontes</i></em>. Grabado en madera. Katsushika Hokusai (1760-1849), Lirios y saltamontes. Grabado en madera.

 

Alrededor de 1830, acercándose a su octava década y en el apogeo de su carrera, Hokusai comenzó una serie de 36 grabados en madera que representaban el Monte Fuji, la montaña más alta del país, que en el folclore japonés se asocia con la inmortalidad.

La serie se completó a lo largo de varios años, y cada imagen muestra la montaña desde un punto de vista diferente y en diversas condiciones climáticas. Más tarde, Hokusai añadió 10 grabados más al conjunto, elevando el total a 46; y varios años después, completó un segundo volumen de 100 vistas de la montaña.

Entre las impresiones más famosas de las Treinta y seis vistas del monte Fuji se encuentran Viento fino, mañana clara (también conocida como 'Fuji rojo') y, seguramente, la imagen más icónica del artista, La gran ola de Kanagawa, una de las obras de arte japonés más conocidas en el mundo.

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, Katsushika Hokusai (1760-1849), Lu Zhishen, héroe bandido de la novela china Forajidos del pantano. Pergamino colgante; tinta y color sobre seda. Katsushika Hokusai (1760-1849), Lu Zhishen, héroe bandido de la novela china Forajidos del pantano. Pergamino colgante; tinta y color sobre seda.

 

Cuando Katsukawa Shunsho murió en 1793, Hokusai permaneció en la escuela que había fundado, trabajando con Shunko, el discípulo principal de Shunsho. Fue durante este período cuando Hokusai comenzó a explorar otros estilos de arte, influenciado por los grabados franceses y holandeses que se introducían de contrabando en el país en una época en la que el contacto con la cultura occidental estaba prohibido. Sus xilografías comenzaron a incorporar elementos de sombreado, colorido y perspectiva que había visto en obras occidentales, revolucionando el arte ukiyo-e.

Aunque sus motivaciones exactas no están claras, Shunko expulsó a Hokusai de la escuela Katsukawa poco después. El rechazo resultaría un punto de inflexión en la carrera del artista. Hokusai comentó más tarde: "Lo que realmente motivó el desarrollo de mi estilo artístico fue la vergüenza que sufrí a manos de Shunko".

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, Katsushika Hokusai (1760-1849), <em><i>Halcón y cerezos en flor</i></em>. Grabado en madera. Katsushika Hokusai (1760-1849), Halcón y cerezos en flor. Grabado en madera.

 

Se dice que Hokusai trabajaba con una energía frenética, levantándose temprano para pintar y continuando hasta entrada la noche. Aunque su estudio fue destruido en un incendio en 1839, junto con gran parte de su trabajo, se cree que produjo más de 30,000 obras de arte a lo largo de su vida, entre las que se incluyen pinturas, bocetos, grabados en madera, ilustraciones eróticas (conocidas como Shunga) y libros ilustrados.

Hokusai pasó su vida anticipando su vejez. Como dijo una vez: “Cuando tenía 50 años había publicado un universo de diseños, pero todo lo que he hecho antes de los 70 no vale la pena. A los 75, habré aprendido algo sobre los patrones de la naturaleza, de los animales, de las plantas, de los árboles, de los pájaros, de los peces y de los insectos. Cuando tenga 80, verán un progreso real. A los 90, habré recorrido mi camino profundamente en el misterio de la vida misma. A los 100 seré un artista maravilloso. A los 110, todo lo que cree –un punto, una línea– cobrará vida como nunca antes”.

Hokusai nunca llegó a comprobar si su predicción se cumplía. Murió el 10 de mayo de 1849, a los 88 años, aparentemente exclamando en su lecho de muerte: «Si el Cielo me diera diez años más... Sólo cinco años más, entonces podría convertirme en un verdadero pintor».