Uno de los diez retratos de Marilyn Monroe más codiciados de la cartera de Andy Warhol fue exhibido por Bonhams.
La vibrante Marilyn roja y rosa revela la relación continua del artista con su musa, ya que reinterpretó sus retratos de Marilyn una y otra vez a lo largo de varias décadas. Carolin von Massenbach, directora de Prints & Multiples en Reino Unido, explora la evolución y la inspiración detrás del tema más icónico de Warhol.
En 1962, al enterarse de la trágica muerte de Marilyn Monroe, Warhol se inspiró para crear un retrato de la estrella. Seleccionó una foto publicitaria de la actriz, tomada de la película Niagara de 1953, en la que Monroe interpreta a Rose, una mujer fatal que trama un plan mortal contra su marido mientras está de vacaciones en las cataratas del Niágara.
En 1967, cuando Warhol fundó la empresa de edición de grabados, Factory Additions, la actriz ya era un tema habitual para el artista: una carpeta de 10 serigrafías de Monroe en colores vibrantes fue una de las primeras obras que Warhol imprimió y distribuyó a través de Factory.
Para crear la nueva serie icónica, Warhol recortó la imagen de Monroe en un primer plano y la copió en diez versiones serigráficas en color. Cada una se imprimió a partir de cinco pantallas: una que contenía la imagen fotográfica de Marilyn y las restantes contenían diferentes áreas de color.
Marilyn marca la primera vez que Warhol creó múltiples imágenes del mismo tema como estrategia artística. La idea de copiar y volver a copiar imágenes tiene como origen el ensayo de Walter Benjamin de 1935.
La obra de arte en la era de la reproducción técnica proponía que la reproducción mecánica devalúa el aura (singularidad) de una obra de arte original. Tanto Jasper Johns como Roy Lichtenstein cuestionaron posteriormente la noción de devaluación de Benjamin y, en cambio, destacaron la importancia de los medios a la hora de inspirar nuevas formas de arte mediante la reutilización de imágenes.
La imagen de Marilyn se ha convertido en sinónimo del movimiento pop e incluso del propio Warhol, ya que su fascinación por el glamour y la belleza no es diferente a la del público en general, cuya obsesión por las celebridades sigue siendo tan alta como cuando Warhol creó sus primeros retratos de Marilyn hace 60 años. Sigue siendo la obra pop más celebrada de Warhol y continúa siendo un icono para los coleccionistas de todo el mundo.