Un diminuto pedazo de Suecia viaja a más de 25,000 km/h con rumbo a la Luna, a bordo del Hakuto-R Resilience, la nave especial que recién despegó del Centro Espacial Kennedy, en Florida.
Se trata de una copia a escala de una original y tradicional cabaña sueca creada por el artista sueco Mikael Genberg, que se instalará en el satélite natural de la Tierra.
Genberg no es ajeno a desafiar la gravedad: en 2009 envió una de sus obras de arte a la Estación Espacial Internacional junto con el primer astronauta sueco, Christer Fuglesang. Ahora, gracias a una asociación con el rover lunar Tenacious y el módulo de aterrizaje Resilience de ispace, ambos a bordo de la nave espacial Hakuto-R Resilience (japonesa, con participación europea), su sueño de MoonHouse está tomando vuelo, literalmente.
Está previsto que el Hakuto-R Resilience alunice dentro de a mediados de 2025 en el Mare Frigoris.
Las cabañas rojas de Suecia
Construidas a partir de mediados del siglo XIX, las cabañas rojas suecas, representan la esencia del sueño sueco; están esparcidas por toda la campiña sueca, desde Småland, en el sureste sueco, hasta la Laponia sueca, los archipiélagos del sur hasta los bosques del norte.
El color rojo de las casas tradicionales suecas se remonta al condado de Falun Dalarna. A partir del siglo XVI, los subproductos de las minas de cobre de la zona se transformaron en un pigmento duradero llamado Falu Rödfärg (rojo Falun). La fórmula rica en hierro de la pintura protegía las fachadas de madera contra el duro clima nórdico, lo que la convertía en una opción práctica para las cabañas suecas.
Este color rojo intenso también aparecía en las fachadas de ladrillo de las casas aristocráticas europeas, añadiendo un toque de prestigio a las casas de verano y casas de campo suecas cuando la pintura roja se hizo más disponible en el siglo XIX. Con el tiempo, la estética roja y blanca se arraigó profundamente en la cultura y el diseño suecos.
Estas tradicionales cabañas encarnan la tradición, la tranquilidad y un ritmo de vida más lento durante todo el año, algo que el artista Fuglesang quiere replicar en la Luna.