Después de una pausa de tres años, La Bienal de Arte de Venecia retorna para su 59ª edición bajo el título La leche de los sueños, del 23 de abril al 27 de noviembre.

La rúbrica de la Bienal proviene de un libro infantil de Leonora Carrington (1917-2011), donde la artista surrealista evoca lo que la curadora Cecilia Alemani describe como “un universo mágico habitado por criaturas que pueden cambiar y transformarse, alternando entre humanos, animales y máquinas”.

Inspirándose en el mundo imaginario de Carrington, la edición de este año tiene tres temas principales: la representación de los cuerpos y sus metamorfosis; la conexión entre los cuerpos y la tierra, y la relación entre los individuos y las tecnologías.

El evento tendrá la presencia de 81 pabellones nacionales, entre ellos México, junto con la Exposición Internacional, con casi 1,500 obras de 213 artistas, la gran mayoría de los cuales son mujeres o de género no conforme, y muchos participan en la Bienal por primera vez. Intercaladas con obras contemporáneas habrá cinco “cápsulas del tiempo” que mostrarán obras y objetos históricos e inéditos.

 

“La Bienal resume todas las cosas que hemos extrañado en los últimos dos años: la libertad de conocer gente de todo el mundo, la posibilidad de viajar, la alegría de pasar el tiempo juntos, la práctica de la diferencia, la incomprensión y la comunión”.
Cecilia Alemani, curadora.

 

Una bienal en línea

Para la curadora Cecilia Alemani, la reapertura es “más que apasionante”. Al no poder viajar durante la pandemia, la “edición” del año pasado se organizó casi en su totalidad desde su apartamento de Nueva York, a través de cientos de llamadas vía Zoom. “Ha sido devastador”, comentó Alemani. “No puedo esperar para volver a estar juntos y mirar el arte de una manera física. La relación que más he echado de menos es con el arte”.

En Venecia no subestiman la importancia de los visitantes. Como ciudad que depende en gran medida del turismo, el impacto del Covid-19 ha sido apabullante.

Según el departamento de turismo del Ayuntamiento de Venecia, el número de visitantes en 2020 se redujo en un 76% en comparación con 2019, y aunque aún no se han publicado las cifras para 2021, el efecto continuo de la pandemia es evidente. Alrededor de las calles, muchas tiendas están vacías y las persianas de algunas propiedades de alquiler han estado cerradas durante meses.