A bordo de la embarcación más pequeña en la historia de la navegación, un jetski, el navegante español Álvaro de Marichalar intenta darle la vuelta al mundo.

Reproduciendo la hazaña de Fernando de Magallanes y Juan Salvador Elcano, quienes junto con 260 marinos zarparon el 10 de agosto de 1519 desde Sevilla, y tres años después, el 8 de septiembre de 1522, retornaron al punto de partida, el puerto de Sevilla, con solamente 18 supervivientes (De Magallanes falleció 17 meses antes, en una batalla), De Machalar inició su expedición bautizada como Numancia, 500 años después: el 10 de agosto de 2019, a la misma hora.

Apoyado por un barco que lo único que le suministraba era combustible y alimentos, Álvaro cruzó el océano Atlántico, durmiendo a bordo de su pequeña embarcación. Luego de 115 días de crucero, avistó tierra en la Isla de Guadalupe, el 24 de diciembre de 2019. De ahí, sin el navío de apoyo, recorrió el mar Caribe en medio de tormentas eléctricas, antes de arribar a Miami el 17 de marzo de 2020, donde la pandemia lo obligó a interrumpir su viaje.

El 19 de febrero de 2022 reinició su hazaña, bordeando las costas de Estados Unidos y México, hasta llegar a Bacalar, en Quintana Roo, donde espera de poder reanudar en función de la meteorología derivada de la actual temporada de huracanes en el Caribe.

Proseguirá hacia Panamá para cruzar al océano Pacífico y remontar la costa Oeste americana hasta Alaska desde donde cruzará a Rusia para seguir a lo largo de Asia hasta el Mediterráneo y atracar en Sevilla. Le quedan dos años de itinerario por delante.

“El 70% de nuestro ser es agua, al igual que el planeta. Debería llamarse planeta Océano, planeta Mar, en vez de planeta Tierra”.

Álvaro de Marichalar, expedicionario.

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, Luego de 115 días cruzó el océano Atlántico, avistó la Isla de Guadalupe el 24 de diciembre de 2019. Luego de 115 días cruzó el océano Atlántico, avistó la Isla de Guadalupe el 24 de diciembre de 2019.

 

El aprendizaje y los retos

Uno de los retos más graves durante la travesía son los plásticos que se meten en la turbina de propulsión, que lo obligan a lanzarse al agua para cortarlos con un cuchillo y continuar el viaje. Eso forma parte de su misión, “queremos enseñar al mundo lo que le está sucediendo”, comenta Álvaro a través de un video. “El plástico es terrible, pero es fácil de resolverlo. Transformándolo, sobre todo en productos rentables como puede ser la gasolina que estamos usando en estas etapas del sur de México”.

Para el explorador, una de las misiones de su recorrido “es concientizar, mostrar lo que ocurre en el mar, preguntar a las personas que nos digan qué está pasando en sus países, costas y litorales, para aprender a respetar la naturaleza entre todos”.

La totalidad del trayecto lo realiza de pie, para evitar daños en la columna vertebral y que la piel se le infecte y esquilme. “Lo más complicado va a ser la resistencia física”, agrega el expedicionario, quien ha realizado 40 expediciones marítimas, logrando 14 récords mundiales de navegación.