El verano pasado, los visitantes de la tienda Apple de Oxford Street en Londres vieron cómo les aparecían frente a sus ojos, en imágenes 3D, las criaturas de William Blake, artista del siglo XIX, como San Juan Evangelista con cabeza de águila en los dibujos de Dante.

Lo anterior formó parte de un proyecto de realidad aumentada (AR, por sus siglas en inglés) lanzado por el Museo Getty de Los Ángeles, Apple y el dúo de artistas y tecnólogos australianos Tin y Ed, para generar entusiasmo por la 2023 Blake Retrospective del museo, comenta Allyssia Alleyne en la última edición de la revista de la casa de subastas Sotheby’s.

Tin y Ed crearon las figuras, las aplicaron a la captura de movimiento y coreografiaron sus movimientos alrededor de una banda sonora del productor de hip-hop Just Blaze, que se superpuso con la poesía de Blake.

Este proyecto es uno de los últimos ejemplos de museos que aumentan sus ambiciones cuando se trata de adoptar nuevas tecnologías en su trabajo. Como en el caso de Blake, la tecnología puede utilizarse para hacer que los artistas históricos se conviertan en relevantes para los tiempos actuales. También está creando oportunidades para atraer tipos de visitantes completamente nuevos. El arte inmersivo ha sido una tendencia creciente con museos especialmente diseñados como L’Atelier de Lumières en París.

 

Las instituciones públicas establecidas también han estado experimentando durante un tiempo, por ejemplo, incorporando tecnología de video en sus exhibiciones, pero las inauguraciones recientes sugieren un punto de inflexión”.

Allyssia Alleyne, escritora y editora de arte y tecnología.

 

Este año, el Grand Palais parisino albergará el Grand Palais Immersif (foto inicial), un espacio dedicado a exhibiciones digitales inmersivas, dirigida a una generación emergente de nativos digitales en su lengua materna. (Por ejemplo, el museo realizó una exhibición inicial sobre la Mona Lisa en el Palais de la Bourse de Marsella, y la exhibición Venice Revealed, un modelo 3D de Venecia, se encuentra actualmente en exhibición en la Ópera Bastille).

La pandemia resultó ser un punto de inflexión para estos desarrollos tecnológicos en los museos, acelerando los esfuerzos de archivo digital y provocando una ola de exhibiciones en línea, pero incluso antes de eso, los experimentos digitales estaban en aumento.

En la exposición de Pierre Chareau de 2016, por ejemplo, el Jewish Museum transportó a los visitantes a la histórica Maison de Verre del diseñador francés en París con auriculares de realidad virtual (VR).

Hoy en día, el potencial de la realidad virtual continúa creciendo, lo que permite imaginar museos completamente nuevos donde pueden compartirse historias que tradicionalmente han sido excluidas de los espacios institucionales. Tal es el caso del recientemente inaugurado LGBTQ+ VR Museum, donde los visitantes pueden caminar a través de pasillos virtuales llenos de escaneos de artefactos personales donados y representaciones de obras de arte, incluida una versión del monumento de mármol por la igualdad en el matrimonio de Patricia Cronin, Memorial to a Marriage, 2004.

En lugar de disminuir la experiencia del mundo real, estas herramientas son un medio para mejorar la forma en que se interactúa con las obras de arte y las historias que representan. Y, para los aventureros, museos y visitantes por igual, para forjar nuevos caminos hacia territorios desconocidos.