Muy de vez en cuando aparecen exposiciones tan completas de Johannes Vermeer, como la que tiene lugar en el Rijksmuseum, en Ámsterdam.

Para la especialista Lucinda Bredin de la casa de subastas Bonhams, aquellos que recuerden las muestras anteriores del neerlandés Vermeer (1632-1675) ‘nunca-para-ser-repetidas’ en el Mauritshuis en La Haya y la Galería Nacional en Washington, D. C, la pregunta es: ¿cuál es el trato con esto?

Se cree que Vermeer pintó menos de 50 cuadros, de los cuales solo 37 sobreviven. Del 10 de febrero al 4 de junio están reunidos en el Rijksmuseum 28 de estos frágiles lienzos, más que cualquiera de las exhibiciones anteriores.

Las únicas omisiones notables son El arte de pintar (la Kunsthistoriches de Viena dijo “sí”, luego no apareció) y La lección de música de la Colección Real. Pero es la exhibición de las obras en una serie de salas, incluso cámaras, lo que marca la diferencia. Algunas tienen solo una obra en la pared, mientras que la experiencia en el Mauritshuis fue como pasar por el control de una aduana. Y no se puede desarrollar el espectáculo con trabajos comparativos o películas llamativas que distraigan.

Esto es totalmente apropiado para cuadros en los que reina la quietud y el silencio, en los que el tiempo se detiene. Lo que no quiere decir que no pase nada en estas imágenes.

Mujer leyendo. Johannes Vermeer.

¿Qué hay en la carta que la niña está leyendo? Su mirada abatida y sonrojada, junto con Cupido en la pared mirándonos de frente, sugieren que es una historia de amor que salió mal. Lo mismo podría decirse de la Dama con Criada, prestado por la Frick Collection en la ciudad de Nueva York.

¿Qué está diciendo la doncella y por qué está tan perpleja su señora esposada de armiño? Detenerse demasiado en el subtexto podría significar que uno se pierde los detalles. El cambio entre el enfoque cristalino y los trazos hábilmente borrosos que atrae al espectador al mundo de una casa del siglo XVII es impresionantemente magistral.

Dama con criada. Johannes Vermeer.

Y, por mucho que se hable de Vermeer usando una cámara oscura, recordemos que el famoso pendiente de perla se compone de apenas dos pinceladas. Hasta aquí el hiperrealismo.

Siempre se ha pensado que el principal mecenas de Vermeer fue Pieter van Ruijven, un rico comerciante de Delft, Países Bajos, que compró la mitad de las obras del artista. Una nueva investigación ahora ha revelado que fue la esposa de van Ruijven, Maria de Knuijt, quien comenzó a comprar Vermeers en 1657, el año en que el artista dejó de pintar escenas religiosas para enfocarse en interiores domésticos.

La joven de la perla. Johannes Vermeer.

En los Países Bajos del siglo XVII, la dueña de la casa se encargaba de los muebles y la compra de cuadros. ¿Podría De Knuijt haber estado detrás del cambio de tema de Vermeer?

No es sorprendente que otros museos traigan su juego ‘A’ esta temporada, con una variedad de exhibiciones complementarias de otros maestros de la Edad de Oro.

Paso adelante el Museo Casa de Rembrandt. El Rembrandthuis fue una vez bastante polvoriento y atmosférico, con la entrada a través de la antigua puerta principal. Esos días han quedado atrás. A las escaleras de caracol se unió una extensión con una tienda de regalos y, el 18 de marzo, el museo reabre después de otra renovación, que agregó espacio para un 30 por ciento más de obras del maestro. Una de las nuevas galerías muestra The Art of Drawing (18 de marzo al 11 de junio), que trae 74 dibujos de Rembrandt, Ferdinand Bol, Nicolaes Maes y otros contemporáneos de la Colección Peck en Carolina del Norte, la primera vez que se exhiben en Europa.

Otra sala del museo está dedicada a Titus at his Desk, el conmovedor retrato de Rembrandt de su hijo pequeño. La obra ha hecho el viaje desde el Museo Boijmans van Beuningen de Róterdam hasta la casa donde nació Titus y donde fue pintada casi 400 años antes.

Titus at his desk. Rembrandt Harmenszoon van Rijn.