Tras un período influenciado por el impresionismo después de la Segunda Guerra Mundial, Rene Magritte presentó La voix du sang (1948).

Perteneciente a una serie del mismo nombre, representa un gran árbol frente a un paisaje idílico, caracterizado por el estilo plein-soleil (plena luz del sol), que refiere a la técnica de capturar la luz del sol directa y brillante y sus efectos en el paisaje o los objetos. Esta obra de Magritte (1898-1967), que será subastada por Bonhams, destaca por sus colores vivos y fuertes contrastes, diferente a los temas más oscuros y misteriosos por los que es más conocido el pintor belga, autor de El hijo del hombre, La traición de las imágenes y Los amantes.

Traducida como "La voz de la sangre", el título confiere una sensación inquietante y portentosa a la pintura que se yuxtapone directamente con el entorno idílico, la paleta brillante y las pinceladas delicadas y pictóricas.

El tronco del árbol tiene tres puertas, dos de las cuales muestran contenidos inesperados. En lugar de pájaros o follaje, los huecos del árbol contienen una esfera con forma de huevo y un barco listo para zarpar. Magritte se negó a reconocer cualquier caracterización generalizada de sus motivos; en cambio, el espectador tiene la oportunidad de crear su propia interpretación narrativa de la escena.

La esfera ubicada en el hueco central, es quizás una referencia al motivo de la circunferencia utilizada a menudo por el griego Giorio de Chirico (1888-1978), especialmente en su pintura Chant d'amour, de 1914. Al respecto, Magritte reconoció: “Efectivamente, fue en 1922 cuando conocí por primera vez las obras de Chirico. Entonces un amigo me mostró una reproducción de su cuadro, Chant d'amour, que siempre he considerado una obra del máximo pintor de nuestro tiempo”.

La tercera puerta está ligeramente entreabierta, lo que invita a imaginar lo que podría haber detrás de ella. Sobre este punto, el dramaturgo belga Claude Spaak (1904-1990), propuso que Magritte encontró inspiración para en 'Alicia en el país de las maravillas' (1865) del inglés Lewis Carroll (1832-1898).

"[Alice] notó que uno de los árboles tenía una puerta que conducía directamente a él. '¡Eso es muy curioso!' pensó, ‘pero hoy todo es curioso: mejor puedo entrar’. Y ella entró".

La composición ofrece al público una visión íntima del árbol como si fuera un gabinete de curiosidades. Con ello, el espectador se convierte en un representante de Alice: nos anima no sólo a aceptar la extraña escena que tenemos ante los ojos, sino a explorar más a fondo los misterios del mundo de Magritte en nuestras mentes.