El estonio Jaan Roose, tres veces campeón del mundo de la cuerda floja, se convirtió en el primer funambulista en cruzar dos continentes en la cuerda floja.
Roose recorrió el estrecho del Bósforo haciendo equilibrio sobre la cuerda floja de 1,074 metros tendida sobre el Puente de los Mártires, a 165 metros de altura, iniciando su andar desde el lado asiático hasta la costa europea de Estambul.
El trayecto lo completó en 47 minutos a pesar de fuertes vientos de 21 km/s y una temperatura de 23 °C.
El estrecho del Bósforo, donde convergen Europa y Asia, une las partes europea y asiática de Estambul separadas por las aguas del mar Negro y el mar de Mármara. Esta vía fluvial vital ha moldeado la historia y la cultura de Estambul, influyendo en la ciudad desde sus días como Constantinopla bajo el Imperio bizantino hasta su papel dentro del Imperio otomano desde el siglo XV hasta principios del siglo XX.
A lo largo de la historia, el Bósforo ha sido un conducto crucial para el comercio global, a través del estrecho de los Dardanelos. Su importancia abarca múltiples civilizaciones, lo que pone de relieve su papel central en el desarrollo de la región.
“Además de conectar dos continentes, el Bósforo tiene miles de años de trascendencia histórica y cultural, así como una belleza natural increíble. Cuando combinas esto con las condiciones climáticas variables y las fuertes corrientes marinas, se convierte en un lugar único para practicar slackline”.
Jaan Roose, funambulista.
Roose, famoso por sus hazañas y múltiples récords mundiales en slackline, es el único atleta que ha logrado realizar un doble salto mortal hacia atrás en una cuerda floja, un testimonio de su dominio técnico y su espíritu audaz.
Entre sus logros anteriores se incluye el desafío "Sparkline" del año pasado en Qatar, donde recorrió una cuerda floja iluminada con LED suspendida entre las emblemáticas torres con forma de cimitarra de la ciudad de Lusail, a 185 metros de altura. Esta audaz hazaña, que tuvo lugar a una altitud de más del doble de la del Big Ben de Londres (96 metros), estableció la marca de la caminata en cuerda floja más larga del mundo sobre un solo edificio.
Roose también transitó a 50 metros de altura sobre Valaste, la cascada más alta de Estonia, en condiciones invernales extremas y vientos de hasta 22 km/h; para la hazaña usó cinco capas de calcetines para soportar el desgaste de cada deslizamiento.
En julio, Roose superó otro desafío al caminar sobre una cuerda floja a través del estrecho de Messina, convirtiéndose en la primera persona en atravesar la divisoria entre la Italia continental y la isla meridional de Sicilia. La cuerda, de 3,646 metros, fue la más larga jamás construida, y Roose completó la travesía en casi tres horas, superando el récord mundial anterior de 2,710 metros.
Aunque una caída en los últimos 80 metros le impidió establecer oficialmente una marca mundial, su incansable búsqueda de superar los límites continúa redefiniendo lo que es posible en el deporte de la cuerda floja.