Dotado de un wingsuit especial, el piloto chileno Sebastián 'Ardilla' Álvarez estableció tres récords mundiales en su misión Red Bull Starman, llevando al límite el vuelo humano.

Álvarez saltó desde un Piper Cheyenne 400LS a una altitud de 41,470 pies (12,640 metros, más alto que la altitud crucero de la mayoría de los aviones comerciales) y aprovechando el impulso de una corriente en chorro mantuvo el control del vuelo mientras maximizaba la velocidad, la distancia y el tiempo.

Álvarez rompió tres marcas en un solo vuelo con wingsuit: velocidad máxima de 550 km/h (un monoplaza de Fórmula 1 alcanza los 372.5 km/h), recorrió 53.45 km  y descendió durante 11:01 minutos sobre el centro West Tennessee Skydioving. Algunos detalles:

Innovación tecnológica: Wingsuit hecho a medida con extensiones aerodinámicas y carenados para mejorar la velocidad y el planeo, mientras que un equipo avanzado, que incluye un sistema de oxígeno y capas calentadas eléctricamente, ayudó a Álvarez a mantener el control en condiciones extremas, como agotamiento de oxígeno y sensación térmica de hasta -100 °C.

 

 

 

Preparación: A 41.470 pies, el vuelo exigió una enorme fuerza física y concentración. Los dos años de preparación de Álvarez incluyeron sesiones de 11 horas en el túnel de viento en Suecia, entrenamiento de fuerza específicos para el los hombros y una estricta dieta para bajar de peso y ser aún más ligero en el aire.

La visión de Álvarez: Considera el salto como una prueba de que la disciplina y la determinación pueden convertir lo imposible en realidad, con la esperanza de inspirar a otros a perseguir sus propios límites.

Para Michael Cooper, juez oficial de la Federación Mundial de Deportes Aéreos, el logro de Álvarez no solo se trató de cambios graduales en los récords. “Fueron márgenes significativos en los tres. Siempre se puede optimizar el tiempo, la distancia o la velocidad cambiando la forma de volar, el wingsuit, pero superar los tres en un solo vuelo es un gran reto».

Y agrega Cooper: “puedes volar muy despacio y flotarás mucho, lo que te dará un tiempo excelente, pero no así una distancia y velocidad. Para la velocidad, normalmente, lo mejor es lanzarse con todo para acumular energía, pero eso te reduce tiempo y aumenta la distancia”.

 

 

 

La experiencia

Las corrientes en chorro, estrechas corrientes de aire que se desplazan rápidamente por la atmósfera superior, fueron clave para aumentar su velocidad y planeo. A altitudes tan extremas, con una sensación térmica de -100 °C y velocidades del viento cercanas a los 200 km/h, el vuelo de Álvarez fue una verdadera prueba de resistencia física y mental.

En un vuelo donde cada gramo y cada movimiento cuentan, el aire enrarecido a tales alturas, que contiene solo una sexta parte del oxígeno a nivel del mar, también supuso un reto adicional para la respiración y la estabilidad.

Para contrarrestar estas condiciones, Álvarez portaba un sistema de oxígeno durante el vuelo, junto con un casco hecho a medida para protegerse de los fuertes vientos y las gélidas temperaturas, asegurando un flujo constante de aire respirable. Sin esta protección, las válvulas de ventilación de oxígeno podrían haberse congelado, lo que podría causar que Álvarez perdiera el conocimiento en segundos y cayera en picado sin control. También llevaba capas calefactadas eléctricamente debajo del wingsuit para protegerse de la congelación.

La innovación tecnológica jugó un papel crucial cuando Álvarez y su equipo colaboraron con expertos de la industria para perfeccionar su equipo y batir múltiples marcas en un solo vuelo. Su wingsuit se equipó con extensiones aerodinámicas personalizadas en las puntas de las alas, lo que aumentó el alargamiento del ala para mejorar el planeo, similar al diseño de una aeronave. Inspirándose aún más en la aviación, añadieron carenados alrededor de los pies para reducir la resistencia aerodinámica, lo que permitió alcanzar velocidades más altas y una mayor distancia de planeo.

 

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Como explica Matt Gerdes, de la empresa fabricante Squirrel Wingsuits, si bien el wingsuit mejoraba el rendimiento de Álvarez, aún requería una inmensa fuerza física y una habilidad experta para mantener el control. “El wingsuit está modificado para adaptarse a su equipo de gran altitud y a las exigencias especiales de su misión. No es un wingsuit fácil de volar, es el más exigente física y técnicamente de nuestra gama”.

Al aterrizar, Álvarez comentó que se trataba de llevar el vuelo humano al siguiente nivel. “No solo para mí, sino para demostrar lo que se puede lograr cuando se sueña en grande y se compromete al máximo. Nadie había intentado jamás batir los tres récords de un solo salto, y, por supuesto, hubo momentos de duda, pero con la preparación, el entrenamiento y la tecnología adecuados, lo logramos».