En el corazón del Valle de Guadalupe, entre viñedos centenarios y colinas en el desierto bajacaliforniano, Banyan Tree Veya Valle de Guadalupe celebra su primer aniversario consolidado como un santuario para los sentidos.
Desde su apertura, la propiedad redefinió el lujo enológica y espiritualmente, apostando por el bienestar integral, la conexión con la naturaleza y una arquitectura que dialoga con el paisaje. Reconocido recientemente por la revista TIME como uno de los World’s Greatest Places 2025, Veya ha logrado algo más que atraer viajeros: ha cultivado una comunidad que respira al ritmo del entorno.
Con sólo 30 villas de diseño sobrio y elegante, todas con alberca privada y vistas que invitan a la introspección, el resort se enfoca en ofrecer experiencias transformadoras. Desde rituales curativos en su spa hasta programas de bienestar guiados por expertos, cada estancia es una travesía interior.
“Este primer año ha sido un recorrido extraordinario. Lo que comenzó como una visión se ha convertido en un espacio vivo de transformación, bienestar y comunidad”, comenta Thomas Henseler, gerente general del resort, al reflexionar sobre los vínculos construidos con la tierra y la comunidad local.
Como parte de esta celebración, el restaurante Aldea fue escenario de un festival gastronómico con chefs de renombre nacional e internacional: Alberto Ferruz (BonAmb, Casa Pepa–dos y una estrella Michelin, respectivamente–), Benito Molina (Manzanilla), Miguel Ángel Guerrero (Baja Med), Martín González y Diego Hernández, todos ellos explorando los sabores del Valle con una visión de cocina consciente y de origen.
“Queremos que nuestros huéspedes conecten con el territorio a través de los sabores. Cocinar en el Valle es un privilegio y una forma de honrar su esencia,” explica el chef ejecutivo Daniel Peña.
La experiencia sensorial se completa con Pictograma, la vinícola del complejo, diseñada por Rojkind Arquitectos y Amasa Estudio. Inspirada en la arquitectura franciscana, esta bodega combina enología, arte y contemplación en un espacio donde se producen vinos, aceites y fragancias, invitando al visitante a un recorrido multisensorial.
Así, Banyan Tree Veya Valle de Guadalupe reafirma su vocación: ofrecer no solo hospitalidad, sino experiencias que dejan una huella profunda, en armonía con la tierra y consigo mismo.