Toda historia excepcional tiene un origen noble. En el caso de The Macallan, ese origen está arraigado en la madera: un elemento vivo que, más que contener el whisky, lo moldea y define.

Desde 1824, esta icónica casa escocesa ha cultivado una relación íntima con el roble, tratándolo no como un simple recurso, sino como un colaborador esencial en la creación de cada expresión.

El viaje comienza muy lejos de las Tierras Altas de Escocia, en los bosques del norte de España, Francia y Estados Unidos. Robles que crecen durante décadas son seleccionados para convertirse en las barricas que guardarán el espíritu de la destilería. Antes de recibir una sola gota de whisky, las duelas son curadas al aire libre y luego sazonadas con vino de jerez durante 18 meses en Jerez de la Frontera, España, en un proceso que imprime a la madera una personalidad compleja y única.

Cada tipo de roble aporta un matiz irremplazable: el europeo añade notas especiadas, profundidad y estructura; el americano, suavidad y un toque avainillado. La interacción entre ambos crea la sinfonía sensorial que distingue a The Macallan.

 

Tiempo, paciencia y transformación

Una vez en Speyside –en el noreste de Escocia, acreditada como la capital mundial del whisky de malta–, comienza la verdadera transformación. Las barricas, llenas del destilado, reposan durante años –a veces décadas– en un proceso lento que no admite atajos.

Las barricas de primer llenado otorgan intensidad y riqueza, mientras que las reutilizadas añaden capas de complejidad y sutileza. Comprender el momento exacto en el que el jerez deja de influir y la madera se convierte en protagonista es parte del arte que guía al equipo de whisky makers.

Históricamente, estas barricas fueron utilizadas para transportar jerez, y su impacto en el sabor del whisky fue un hallazgo fortuito que transformó para siempre la industria. Hoy, esta práctica no es solo tradición, sino un estándar de calidad que define al single malt escocés.

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, Cada barrica tiene una firma única, y esa diversidad se refleja en las colecciones de The Macallan. Cada barrica tiene una firma única, y esa diversidad se refleja en las colecciones de The Macallan.

 

Cada barrica tiene una firma única, y esa diversidad se refleja en colecciones como Sherry Oak o Double Cask, que permiten explorar la influencia del roble en el sabor, el color y el carácter del whisky. Es por ello que The Macallan crea ediciones limitadas de alto valor coleccionable, seleccionadas por la personalidad especial o evolución inusual de ciertas barricas: verdaderas piezas de arte líquido que narran su propia historia.

The Macallan no busca atajos. Su compromiso con el roble es una declaración de principios: artesanía, paciencia y dedicación. Cada botella rinde homenaje a la naturaleza transformada por manos expertas, en un diálogo silencioso entre madera y tiempo que da vida al alma del whisky.

Pero esta relación no se limita a lo sensorial. La destilería lidera iniciativas de trazabilidad forestal, con objetivos claros hacia 2025 y 2030 para garantizar la salud de los bosques que nutren su legado. Porque cuidar el origen es también cuidar el futuro.