Detrás de la energía vibrante de Miami y Miami Beach, existe otra cara del destino durante el verano: una versión más pausada, sensorial y profundamente restaurativa, donde el lujo se mide en tiempo, silencio y bienestar.
Si bien la ciudad está llena de movimiento, también es el escenario perfecto para desconectar y reconectar contigo. Más que una pausa, es una invitación a detenerse de forma consciente. Y todo empieza en sus spas.
Desde rituales chamánicos inspirados en prácticas ancestrales hasta camas de cuarzo y cápsulas de sueño guiado por sonido, Miami se ha convertido en un epicentro del wellness moderno. En Tierra Santa Healing House [foto inicial], dentro del Faena Hotel, los tratamientos se inspiran en técnicas atávicas, con terapias corporales diseñadas por chamanes. El ambiente es tan etéreo como sensorial: mármol cálido, aromas florales, aceites esenciales y una energía que te saca del mundo sin salir del hotel.
Quienes buscan una mezcla entre tecnología y salud holística, Carillon Miami Wellness Resort tiene un menú de experiencias que parece de ciencia ficción: desde la cama de amatista que envuelve el cuerpo en calor terapéutico hasta circuitos de hidroterapia con beneficios musculares y emocionales.
Para los que prefieren un approach más estético y urbano, Kimpton EPIC Hotel y su Privai Spa + Fitness son una joya: mantas infrarrojas que estimulan la circulación, cápsulas de meditación “Somadome” que combinan color, sonido y magnetismo, y una carta de tratamientos que va desde skincare clínico hasta experiencias sensoriales personalizadas.
También hay joyas con estética más bohemia. The Standard Spa es el favorito de los locales: clases de yoga frente al mar, un hammam turco espectacular, astrología, tarot, eventos holísticos, cenas comunitarias... Aquí el bienestar se vive como una filosofía. En The Miami Beach Edition, los tratamientos incluyen desde un body wrap hasta una terapia de sueño exprés que promete los beneficios de cuatro horas de descanso en solo treinta minutos. Todo rodeado de diseño impecable, música suave y aromas sutiles que acompañan la experiencia.
Y así, después de dejar que el cuerpo y la mente armonicen, el día aún guarda una última recompensa: el atardecer. Miami y Miami Beach no solo están hechas para vivir al máximo, también invitan a observar y bajar el ritmo. Desde una tumbona, una terraza o un bote en la bahía, el sunset se convierte en la extensión perfecta de cualquier ritual de bienestar.
Puedes ver cómo se tiñe la bahía desde una mesa en Rusty Pelican, con una copa de vino en mano. O elegir un atardecer más íntimo en Lido Bayside, en The Standard, acompañado de música suave y un menú fresco al centro. Para quienes aman la naturaleza, South Pointe Park y Matheson Hammock son lugares donde el sol se despide.
Y si lo que buscas es una postal inolvidable, reserva un sunset cruise con Pelican Island Skipper: dos horas navegando entre manglares mientras el cielo cambia de color, el aire huele a sal y el agua refleja todo lo que sientes.