El austríaco Peter Salzmann, utilizando un wingsuit realizó la proeza de alcanzar una velocidad de 347 km/h en su descenso tras un salto BASE*.
La hazaña inició en la cara norte del monte Eiger en los Alpes suizos, estableciendo un récord mundial de velocidad en salto BASE con wingsuit, superando la marca anterior de 340 km/h. Durante 35 segundos de vuelo y con un descenso de 2,073 metros hacia el valle, Salzmann no solo venció a la gravedad, sino también al dron más rápido del planeta que intentaba seguirle el paso. El dron es utilizado para grabar en directo a los autos Fórmula 1.
Salzmann, de 38 años de edad, tiene dos décadas practicando los deportes aéreos. Se inició en el paracaidismo y el salto BASE a los 20 años, y pronto acumuló más de 500 saltos alrededor del mundo. Con los años se especializó en el vuelo con wingsuit, disciplina que combina precisión técnica, valor extremo y una preparación física y mental impecable. En 2024 ya había dejado huella al establecer récords con su innovador diseño “Wingsuit Foil”, y ahora lo ha llevado al límite en este intento histórico.
El punto de partida de la proeza fue en la cornisa Ecstasy Board, situada a 3,713 metros sobre el nivel del mar. Equipado con un wingsuit diseñado y perfeccionado especialmente para este reto, Salzmann inició su descenso con una tensión máxima: cada milímetro de movimiento significaba la diferencia entre mantener el control o perder la línea de vuelo.
Tras veinte segundos de caída, alcanzó los 347 km/h, manteniendo el récord por siete segundos antes de abrir su paracaídas y aterrizar de forma segura a 1,640 metros.
“Cada pequeño movimiento determina si puedes terminar el vuelo sin problemas. Se trata de tensión corporal absoluta, control total y la certeza de que no puedes permitirte ningún error”, explicó Salzmann después del salto.
El récord cobra aún más relevancia al compararse con otros referentes de velocidad. En la pista del Red Bull Ring de Spielberg, en Austria, los monoplazas de Fórmula 1 alcanzan picos de 320 km/h: una cifra superada por Salzmann en caída libre. Ni siquiera el dron de alta velocidad de la compañía neerlandesa Drone Gods, considerado el más rápido del mundo, logró mantener el ritmo.
Este dron, desarrollado originalmente para un desafío con el cuatro veces campeón mundial de F1, Max Verstappen, en Silverstone, Inglaterra, tuvo que enfrentar un reto sin precedentes: volar verticalmente hacia abajo. “Normalmente volamos horizontalmente detrás de coches de carreras. Para este salto BASE con wingsuit, tuvimos que volar verticalmente hacia abajo, una situación en la que nunca antes habíamos volado”, explicó Ralph Hogenbirk, fundador y piloto de Drone Gods.
El trabajo conjunto entre Salzmann y los Drone Gods se basó en la confianza mutua. “A estas velocidades, no hay margen de error. Confiar en el dron y en su piloto fue fundamental”, aseguró el austríaco.
La precisión fue clave: el traje aéreo incorporaba un rastreador y las mediciones de velocidad se realizaron con radar, garantizando la exactitud de cada dato. Pero más allá de las cifras, lo que queda es la imagen de un hombre que llevó el vuelo humano a un territorio inexplorado, reafirmando por qué el wingsuit es considerado una de las disciplinas más espectaculares y arriesgadas del deporte extremo.
* BASE (Building («edificio»), Antenna («antena», «chimenea” o «torre de tendido eléctrico”), Span («viaducto» o «espacios») y Earth («Tierra», en referencia a riscos o acantilados).