A orillas del golfo de Tailandia, Hua Hin ha sido un refugio frente al vértigo de Bangkok, y es precisamente ahí donde Anantara inauguró en 2001 el hotel que daría inicio a su marca de lujo.

Un cuarto de siglo después, el resort celebra su aniversario con una renovación profunda que, más que transformar, pule aquello que siempre lo distinguió: el encanto de un pueblo tailandés reinterpretado con sensibilidad contemporánea.

El rediseño se percibe desde la piscina principal, ahora rodeada de áreas de descanso más amplias y un paisajismo con árboles centenarios. A unos metros, una piscina tipo laguna exclusiva para adultos y su bar invitan a esa sensación de desconexión que muchos viajeros buscan.

Pero la renovación no solo apuntó al descanso. La zona de actividades creció y ahora presume desde canchas de pickleball y pádel hasta un ring para practicar Muay Thai, un gesto que celebra el espíritu deportivo tan arraigado en la cultura tailandesa. Para quienes viajan en familia, el nuevo Club Infantil bien podría competir con un pequeño parque temático: espacios de aprendizaje, áreas de juego interiores y exteriores, rincones de lectura, videojuegos, cocinitas, una casa del árbol con tobogán.

 

Amura,AmuraWorld,AmuraYachts, Anantara Hua Hin celebra con 25 años con una renovación de sus instalaciones.  Anantara Hua Hin celebra con 25 años con una renovación de sus instalaciones. 

 

Una de las incorporaciones más llamativas es la Mini Granja, un espacio donde conviven gallinas, cabras enanas, peces y pavo reales. Más que una atracción, funciona como un recordatorio de la vida rural que inspiró el diseño original del resort y como punto de encuentro para que los huéspedes –especialmente los más pequeños– conecten con la naturaleza de una forma sencilla y genuina.

Las habitaciones y suites fueron objeto de la actualización más ambiciosa. Las 171 unidades se transformaron en refugios de estética ligera, con maderas cálidas y espacios que invitan a vivir tanto dentro como fuera. Desde las Garden View, la categoría más numerosa, hasta las nuevas habitaciones con acceso directo a piscina, la premisa es la misma: confort sereno y contacto visual con los jardines o el mar.

En el terreno gastronómico, el resort estrena su nueva pieza central: Sea. Fire. Salt., un restaurante que apuesta por una técnica curiosa y sorprendente, cocinando carnes y mariscos sobre bloques de sal del Himalaya a 200 grados. El resultado es un abanico de sabores limpios que acompañan un ambiente playero sin pretensiones. Rim Nam, por su parte, revalida el prestigio de la cocina tailandesa con elegancia, e Issara Café mantiene su fama local como uno de los mejores desayunos de Hua Hin.

A 25 años de su inauguración, Anantara Hua Hin no pretende reinventarse por completo. Su apuesta es más sutil: actualizar lo necesario sin perder aquello que lo convirtió en referente desde el inicio. En tiempos donde muchos resorts compiten por la espectacularidad, este clásico renovado recuerda que el lujo también puede ser pausa, tradición y un vínculo honesto con el destino.