Corría el día 28 de Agosto de 1926 cuando sir Francis Chichester, aviador, navegante y empresario (septiembre 17, 1901-agosto 26, 1972) de 65 años de edad, emprendía el primer intento de recorrer los mares del mundo en solitario a bordo de su velero Ketch de 16 m de eslora, llamado Gipsy Mothy IV, especialmente diseñado para este viaje, zarpando del puerto inglés de Plymouth.
Después de 107 días de navegación, hizo su primera y única escala en Sydney, Australia. Es importante recordar que en esta época aún no se habían construido ni el canal de Suez y ni el de Panamá, por lo que la ruta más rápida y directa era tomar el sur del Océano Atlántico a través del Ecuador, rodear el Cabo de Buena Esperanza, navegar una gran parte del Océano Antártico, cruzar Cabo de Hornos y volver a retomar el Océano Atlántico. Una ruta considerada como la más difícil y peligrosa. Pues implica un largo tiempo en alta mar, lejos de las costas y de cualquier servicio de rescate. En la actualidad sigue considerándose de gran dificultad a pesar de los avances en la comunicación, navegación, construcción naval y seguridad.
Resistió todas las inclemencias del tiempo, demostrando un valor sobrehumano, y tras 226 días en el mar y de recorrer alrededor de 47, 600 km (28.500 millas) el día 28 de mayo de 1967, volvía a Plymouth, donde fue recibido como el héroe que había demostrado ser, luego de lo que fue investido con el título de caballero por la reina Isabel II.
Con el tiempo, esta hazaña se ha convertido en uno de los relatos marinos más admirados, ya que el propio Sir. Francis Chichester escribió un libro, titulado : Siguiendo la ruta de los clípers, donde narra su desafío enfrentando a “las olas enormes, nieblas, hielos, la dificultad de seguir el rumbo cuando no es posible ver el sol durante días y días”.
El mejor aliado en la circunnavegación: su reloj Rolex
«Durante mi viaje alrededor del mundo a bordo del Gipsy Moth IV, mi reloj Rolex sufrió en diversas ocasiones golpes violentos sin resultar dañado», relató en una carta fechada en 1968. «No puedo imaginarme un reloj más robusto. Cuando lo utilizaba para establecer mi posición con el sextante sobre la cubierta de proa. A menudo sufría las sacudidas y mojaduras de las olas que rompían sobre la cubierta, cosa que nunca pareció afectarle».
De esta manera describe Sir Francis Chichester la valiosa ayuda que su reloj Rolex le aportó durante su travesía, en la que debió determinar su localización y rutas en función de la posición del sol y las estrellas con su compañero de aventura como gran aliado.
Su proeza representa el espíritu de la vela y de la aventura.
Texto: Felipa Avilés Aguilera ± Foto: Chichester Archive / PPL / Sunday Times/ Bentley Archive/ Popperfoto / Getty Images