Uno de los países más exóticos y cálidos del continente africano es Marruecos. Su gastronomía, su colorido, su hospitalidad y su clima lo convierten en uno de los destinos más interesantes para el viajero.

Destacan los trabajos en cuero y las tallas en madera. Pero es de destacar que en los pueblos de Marruecos las alfombras cuelgan por todas partes y en cualquier lugar, y uno se da cuenta de que la decoración típica de ese país incluye la presencia fundamental de los tapetes. En cualquier casa o mansión, en cualquier hotel o restaurante, las alfombras o los tapetes son la parte más importante de la escenografía o del arreglo de los espacios.

Hechas de lana o de hilo, y algunas veces de manta, las alfombras marroquíes vienen originalmente de la tribu de los berber, cuyos integrantes se dedicaban a ser pastores y a construir sus tiendas, así como a hacer su ropa de la lana de los borregos. Para ganarse la vida las mujeres berber empezaron a tejer alfombras de la lana que traían sus esposos y así empezó una tradición, que hasta el día de hoy existe en Marruecos.Los colores, los diseños y la técnica que emplean para hacer cada alfombra son únicos. Se dedican en cuerpo y alma a diseñar y a perfeccionar un tapete, y a veces se tardan tres meses para terminar un trabajo.

 

 

Artistas como Christian Lacroix, Klee y Matisse se inspiraron en diseños de tapetes marroquíes. Desde Europa, y desde el Museo de Diseño Bauhaus, y en los años de las décadas de 1960 y 1970, diseñadores como Billy Baldwin han diseñado interiores alrededor de estos tapetes.

Al entrevistar a una de las mujeres que se dedican a crear tapetes, nos dijo: "ésta es una tradición que nos han dejado nuestros ancestros. No sabemos de dónde nos viene la creatividad, no sabemos cómo escogemos los colores, simplemente lo tenemos en la sangre".

 

 

Texto: Anaís de Melo ± Foto: Anaís de Melo