Una colaboración entre dos marcas que respetan el valor de la tradición involucrada en sus procesos creativos. Ambas son mundialmente reconocidas por sus ricos sabores y aromas seductores, marcando la pauta para el más exigente paladar.
El verdadero conocedor establece una relación con estos objetos, dedicándoles el tiempo y el placer para descubrir todos los secretos que revelan a través de sus diferentes cualidades. El coñac y el puro desarrollan una unión exquisita y refinada para el paladar, ambos con sabores que reflejan sus raíces y añejamientos. Era sólo cuestión de tiempo para que dos de las mejores marcas, Cohíba y Martell, se juntaran para ofrecerle a sus seguidores algo muy exclusivo y especial.
La historia detrás de las marcas ha definido lo que hoy en día es su proceso de elaboración, paciente y artesanal, envidiado por sus secretos y métodos que seguirán cautivando al verdadero conocedor. Los puros Cohíba son el tesoro de Cuba, conocidos como “la joya de la isla”, estos singulares habanos fueron adoptados por Fidel Castro en 1963. En 1715 Jean Martell fundó lo que sería la primera grande casa del coñac en Grande Champagne, Francia. Exportando su elíxir alrededor del mundo, su nombre se hizo famoso por su incomparable cuerpo y aromas refinadas. Ambos productos comparten ciertas características dentro de sus procesos, hechos a mano por artesanos dedicados a brindarla mejor experiencia posible.
Los puros Cohiba son creados en la región de Vuelta Abajo en Cuba, donde hay un suelo húmedoy un clima tropical. Cada planta de tabaco se supervisa más de 150 veces para garantizar que todos los retoños satisfagan el potencial con los que la naturaleza los ha dotado. Después de ser seleccionadas las plantas se cosen a mano de dos en dos con hilo de algodón y se cuelgan en largos palos de madera para que pierdan el 85 % de su humedad. Al final vienen diferentes procesos de fermentación para asegurar su cuerpo y textura, permanecen hasta 2 años en barricas de palmera real hasta que son retirados por los "torcedores”. Un habano Cohiba está hecho por 5 hojas, al igual que 5 dedos de una mano, éstos son 5 secretos que guardan el éxito de la marca.
El coñac Martell es elaborado en la región de Grande Champagne en Francia, donde hay un suelo gredoso con caliza densamente estratificada y rica en sedimentos.
Ahí predomina una uva llamada Ugni Blanc, que es conocida por su finura y acidez balanceada. El vino es la materia prima del coñac, el cual es destilado dos veces en un alambique Charentais que extra la quinta-esencia del aguardiente que es añejado en barricas de roble. Durante su maduración captan algunas de las notas más ricas de la madera y adquieren ese tono ambarino y aroma seductor. Al final, los diferentes aguardientes son mezclados por el maestro catador que asegura que la fama del coñac permanezca intacta.
El Martell Cohiba es excepcional, el resultado del savoir-faire creativo de la casa de Martell. Su botella capta la actitud de ambas marcas con presencia y delicadeza, invitando a cualquiera a ser deleitado por su sabor. Tiene 43 % de alcohol, un color ámbar con reflejos dorados y matices de caoba, y un aroma intenso con ligeras notas de baya y frutos secos. A primera instancia su cuerpo es redondo, suave, casi dulce, y al final un ligero toque de regaliz con notas de nueces.
Date la oportunidad de probar este regalo que ofrecen estas marcas, dedicadas a capturar tu pasión por las cosas más ricas de la vida. Su sabor permanecerá en tu memoria, acompañado por el robusto sabor de un puro; esta experiencia será tu propio regalo para este fin de año.
Texto: Amura ± Foto: Casa Domecq