Los franceses no son únicos, pero sí los mejores
Block 42 2004, de Penfolds
Es Australiano, es de la Bodega Penfolds y es un soberbio Cabernet Sauvignon de hace apenas 8 años. Es de bodega única y se produce sólo en cosechas estelares. A mediados de este año Penfolds sacó a la venta 12 botellas a la sorprendente cifra de 168,000 dólares americanos por cada botella de 750 ml.
Block 42 es el nombre de los vinos que en el Siglo XIX fueron llevados de Francia a Australia, donde ahora tienen su hogar en el valle Barossa, a dos horas por carretera de Adelaida, en el sur de Australia. El valle es famoso por su producción vitivinícola y por ser un atractivo turístico. Su primer viñedo, el Bethany, se plantó en 1852 y dio pie al primer asentamiento de la región.
Este vino fue envasado en “ampollas” especiales obra del australiano artista del vidrio Nick Mount, y sopladas a mano por Ray Leake, experto en ese oficio. Hay más: los envases sólo pueden ser abiertos por manos entrenadas en el manejo de estos recipientes de vidrio, ya que no tienen corcho ni tapa de rosca. Se fabricó un cortador especial para estas botellas, y un experto de Penfolds viajará a cualquier parte del mundo para abrirla en medio de una ceremonia ad hoc. Una botella normal de este vino tiene un precio de 623 dólares americanos y no incluye al experto abridor... afortunadamente, no hace falta su alto oficio.
Château D’Yquem 1767, de Sauternes
Una botella de Chateau D’Yquem 1767 de Sauternes se compró por 117,000 dólares americanos el año pasado (hoy se ofrece a $192,360). Meses después otra, fechada en 1787, fue adquirida por un coleccionista estadounidense por 100 mil dólares. Se trata de un dulce Bordeaux blanco, el único francés que ha merecido la nominación “Premier Cru Superieur”. Le distingue su irrenunciable esfuerzo por alcanzar la máxima calidad, propósito que el viñedo ha mantenido vigente a lo largo de su historia.
Robert Parker, autoridad catadora de Wine Advocate, otorga 100 puntos al Chateau D’Yquem 2010: “Es de gran cuerpo y tiene con una acidez maravillosamente refrescante, concentración y se cuelga del vidrio.” Al catar la cosecha de 1990 de este viñedo, a la que el experto otorga 99 puntos, reporta que “El poder y la riqueza del cuerpo completo han creado un vino de armonía y pureza sobresalientes”. Por último, sobre la cosecha 1988 dictaminó: “Posee un gran cuerpo, capas de sabores a extractos altamente concentrados… y un final sensacional.” También le otorgó 99 puntos. Estas tres cosechas son relativamente recientes, y su precio por botella (entre 750 y 8,000 Dlls) corresponde a uno de los mejores vinos del mundo, pero es muy inferior al de las reliquias históricas aquí reseñadas.
Château Laffite Rothschild
Ningún reporte sobre vinos puede omitir sin pecado el nombre de mayor prestigio en vinos que haya existido jamás: Château Laffite Rothschild, de las propiedades bordalesas Domaines Barons de Rothschild (Lafite). Esta casa vitivinícola francesa menciona, respecto a su Chateau Lafite Rothschild 1er Cru Cassé, Paulliac, que “Ya en 1815, Guillaume Lawton lo había elevado a la cima de su clasificación: Lo he calificado como el de mayor elegancia, delicadeza y fina esencia de los tres [premiers curs].”
Una botella de la cosecha 1789 ó 1791 de este viñedo, tienen un precio de 212,609 dólares americanos; la de 1787, de 160,000; una botella Imperial (6 litros) del año 1899 vale $293,400; la vendimia de 1959 produjo botellas que se compran por $4,972. La revista Wine Spectator da una calificación de 100 puntos La cosecha 2000, que tiene un precio de US$ 21,190 por caja; Robert Parker concede el mismo grado a las vendimias de 2009 ($15,061/caja), 2008 ($12,421/3 litros), 2003 (US$ 1,630/botella), 1996 ($21,190/c) y a la de 1986 ($18,826/c).
Sin duda la botella más famosa del mundo es la que ostenta en su etiqueta las iniciales del tercer Presidente de los Estados Unidos, Thomas Jefferson: Château Lafitte 1787. Tal vez también sea la más potente pieza promocional vista en el mundo de la enología.
Texto: Alfonso López Collada ± Foto: Chrisshanahane / Roger Smith