Los juegos dobles de la percepción
La exhibición Take your time: Olafur Eliasson que se presenta actualmente en el San Francisco Museum of Modern Art (SFMOMA), y que permanecerá hasta febrero del 2008, reúne un gran espectro de los proyectos realizados por el artista a partir del arto 1993. Esta retrospectiva se presentará posteriormente en el Museum of Modern Art de Nueva York, en el Dallas Museum of Art y en el Museum of Contemporary Art de Sydney, Australia.
Berkeley decía: Seres ser percibido. El problema de la percepción deviene doble, porque percibir el mundo implica ser percibido por él. ¿Ha sentido usted la mirada de las cosas? Parece que las cosas están ahí. Inertes. Una silla, la manija de una puerta. Simplemente están.
A nuestra disposición. Pero en algún punto del recorrido resulta que el mundo de los objetos dispone maquiavélicamente de nosotros; tal como nosotros suponíamos disponer de ellos. Y la manija de la puerta, no sólo está, sino que me espera. Entre la manija y mi cuerpo hay un entendido común: un entretejido de sentido. Se trata de un conocimiento que escapa a los límites racionales, de la corporeidad intencional que los precede, como lo enuncia la fenomenología.
Los artistas contemporáneos suelen echar mano de esta mixtura, de esta zona de confusión entre los límites del sujeto y el objeto, en términos de conocimiento y percepción. El cubo blanco, puro, pétreo, de la galería y el museo, se convierte en un laboratorio experimental, crítico y alternativo. Donde la obra, para devenir tal, sacrifica la impasibilidad que la conformaba como objeto total y compromete su parcialidad con el sujeto que la experimenta. La obra, es decir, el objeto artístico, pierde la inmutabilidad que la tornaba en un obediente objeto de contemplación dispuesto al roce de la mirada de un sujeto. El arte a exhibición Take your time: Olafur Eliasson que se presenta actualmente en el San Francisco Museum of Modern Art (SFMOMA), y que permanecerá hasta febrero del 2008, reúne un gran espectro de los proyectos realizados por el artista a partir del arto 1993. Esta retrospectiva se presentará posteriormente en el Museum of Modern Art de Nueva York, en el Dallas Museum of Art y en el Museum of Contemporary Art de Sydney, Australia.
Berkeley decía: Seres ser percibido. El problema de la percepción deviene doble, porque percibir el mundo implica ser percibido por él. ¿Ha sentido usted la mirada de las cosas? Parece que las cosas están ahí. Inertes. Una silla, la manija de una puerta. Simplemente están. A nuestra disposición. Pero en algún punto del recorrido resulta que el mundo de los objetos dispone maquiavélicamente de nosotros; tal como nosotros suponíamos disponer de ellos. Y la manija de la puerta, no sólo está, sino que me espera. Entre la manija y mi cuerpo hay un entendido común: un entretejido de sentido. Se trata de un conocimiento que escapa a los límites racionales, de la corporeidad intencional que los precede, como lo enuncia la fenomenología.
Los artistas contemporáneos suelen echar mano de esta mixtura, de esta zona de confusión entre los límites del sujeto y el objeto, en términos de conocimiento y percepción. El cubo blanco, puro, pétreo, de la galería y el museo, se convierte en un laboratorio experimental, crítico y alternativo. Donde la obra, para devenir tal, sacrifica la impasibilidad que la conformaba como objeto total y compromete su parcialidad con el sujeto que la experimenta. La obra, es decir, el objeto artístico, pierde la inmutabilidad que la tornaba en un obediente objeto de contemplación dispuesto al roce de la mirada de un sujeto. El arte contemporáneo solicita cada vez más un espectador activo, un sujeto que active la experiencia artística. En detrimento de la objetualidad se gana terreno en la vivencia y la experiencia estética. La percepción del espectador se convierte en operaría de la pieza, forma parte fundamental de ella.
Éstas son las coordenadas con las cuales se plan- tea el trabajo de Olafur Eliasson (Copenhague, Dinamarca, 1967). Explora la experiencia subjetiva de nuestras percepciones, culturalmente mediatizadas, ante fenómenos naturales primarios como el agua, la luz, el calor. Causa un efecto entre misterio soy sublime, pone en juego, principalmente, nuestro cuerpo. Su trabajo nos suma algo. Le suma a nuestra corporeidad la conciencia de ser. Nos obliga a atender mediante todos nuestros sentidos, ya sea el olfato, la vista, el tacto, a recreaciones artificiales de la experiencia sensible de la naturaleza. La brisa, la bruma, el fango, el moho, el sonido del agua, el olor de la humedad elementos primarios adquiridos del paisaje islandés son transportados al museo.
Desde el principio del recorrido nos damos cuenta de lo que nos espera. Room forone colour(1997) avizora el experimento perceptual al que seremos sometidos en adelante. La blanca sala del museo se encuentra bañada por una intensa luz amarilla. Al acceder a la siguiente sala, la subsecuente imagen compensatoria que desarrolla neurálgicamente nuestra retina es de un violeta intenso. Aunque las paredes del museo sigan permaneciendo blancas. Estos juegos de la visión obedecen a la apuesta artística de Olafur Eliasson. El proceso estético de la percepción deviene doble. Emerge de la interacción del cuerpo en el espacio y solicita de ambos para realizarse.
En Notion motion (2005) se compromete nuestra motricidad. La pieza consiste en una sala oscura con duela de madera en el piso y una pantalla donde se proyectan movimientos ondulatorios de agua. Al pararse sobre los tablones del piso que se encuentran ligeramente levantados el espectador activa un mecanismo que transforma la imagen proyectada, operan- do cambios en la frecuencia ondulatoria del agua.
Como es característico en la obra de Eliasson, el mecanismo de este artificio está expuesto en la sala siguiente. No hay una intención trucada de trompe l'oeil, como el mago que esconde el artificio bajo la manga. Pero lo cierto es que aunque se devele el mecanismo el efecto cautivador de la ilusión permanece. Tal es el caso de Beauty (1993). En un cuarto negro, un finísimo velo de llovizna proviene de una tubería agujereada en el techo. Al ser iluminada por un proyector se forma una cortina de brizna. Desde cierta perspectiva, el espectador puede advertir el espectro del arco iris. Lo que queda después de vivenciar su trabajo es una especie de sabor en el cuerpo que nos impele a sentir.
Las situaciones que disena Eliasson están hechas para percibirnos percibiendo, sentirnos sintiendo, mirarnos mirando. La materia permeable de la piel, la porosidad de los sentidos, la excitabilidad de la intuición se sacuden el sueno y se disponen a trabajar para completar su proyecto artístico. Ya lo decíamos con Berkeley percibir es ser percibido.
Texto: Anarela Vargas ± Foto: Cortesía de SFMOMA