Un arte sobre muros.
Francia es sinónimo de arte, en esta ocasión nos sorprende como cambian los muros en diversas regiones francesas y alrededor del mundo con la idea de trompe-l’œil. El trampantojos no es algo nuevo pues hace referencia a una técnica pictórica que, mediante los claroscuros y la perspectiva se pretende “engañar a la vista” del espectador. Fue utilizada durante la época del Renacimiento para aumentar la profundidad de los techos y paredes de iglesias, palacios y maravillas arquitectónicas, sin embargo, durante el Barroco entre los siglos XVII y XVIII alcanzó su mayor auge.
Los frescos trompe-l’œil en la actualidad representan escenas cotidianas de los pueblos, historia, identidades y ciudades del país. Así es cómo el arte callejero puede respirar la esencia de una localidad para plasmarla en las fachadas y multiplicar, todavía más, su vida.
Agde, Bédarieux, Lodève, Capestang, Montpellier son algunos lugares decorados por el grupo Mad’Art; ellos ofrecen al público la posibilidad de entrar en una gran galería de arte en algunos rincones de las ciudades de Languedoc-Rousillon. El realismo y la paleta de colores cálidos del sur integran las imágenes y su entorno.
Otra de las empresas que ha recorrido Francia es A. Fresco que lleva más de 300 muros pintados en 38 años y ahora se pueden visitar como auténticos museos al aire libre. Podemos encontrar sus obras en Béziers, Cannes, Aurec-sur-Loire, París... las calles respiran más vida cuando el color se adueña de ellas.
Vincent Ducaroy ha contribuido con más de 200 obras en 25 años y nos preguntamos si es una pintura en 3D sobre el muro o “engaña a nuestro ojo” de tal manera que debemos acercarnos a verificar si es arte o realidad.
Actualmente le trompe-l’œil es tan valorado, que las Oficinas de Turismo de diversas ciudades preparan rutas para mostrar los principales trabajos.
Texto: Mónica Sánchez Miguel ± Foto: Vincent Ducaroy / TFILIO / Good Intent.