A excepción del Hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia.
Arthur Schopenhauer.
Entre las virtudes humanas, el amor es la primera. Y si de fortalezas se trata, hay que elegir al pensamiento. Todo lo que un ser humano imagina, sucede; quizá no por sus propias manos, pero una vez proyectado, ocurrirá.
Hoy hacemos un homenaje a la vida y celebramos que cada uno ha llegado a este mundo con la chispa del poder creador. Sin duda, hay descubrimientos e invenciones que fueron fundamentales para la evolución y preponderancia humana: Un método para encender el fuego, la rueda, la agricultura, la fundición de metales, la escritura, la música, diferentes ramas de la ciencia… poder abarcar la historia y los alcances de la evolución como especie, es inabarcable.
El hombre y los elementos
Tras una larga evolución comenzada hace cuatro millones de años, en África, el primer homínido se paró en sus patas traseras, hasta convertirse en el exitoso supremo Homo Sapiens. Un éxodo que culminó –o recién empezaba–, cuando gradualmente emprendió su viaje para habitar cada rincón del planeta Tierra.
El Homo Sapiens sobrevivió al reunirse en clanes o familias para guarecerse de los peligros de su entorno, donde los cazadores y recolectores vivían enfrentados al clima extremo, con aparente debilidad ante criaturas descomunales, hambrientas y feroces.
Los grupos vivían refugiados en cuevas, moviéndose constantemente para hallar la mejor ubicación en lugares escarpados y seguros. En las paredes de las cuevas comenzaron a tener conciencia de sí mismos, al narrar o marcar elementalmente su espejo: Mapas, mensajes, la huella de la palma de sus manos.
Tras la última glaciación, hace 12,000 años, el mundo y su configuración geográfica cambiaron radicalmente. Con la abundancia de las aguas del deshielo, la vida de toda la naturaleza se transformó.
Los cazadores y recolectores se adaptaron para aprender a controlar su entorno y la manera de obtener alimentos y recursos; a idear y elaborar sus herramientas, dando paso a un camino tecnológico, cuyos resultados nos acercan a sobrepasar todos los límites posibles.
Los clanes crecieron desarrollando su vida social que, en todo momento, ha estado regida por los cambios climáticos e imponderables, como inundaciones o la caída de meteoritos; y la fuerza arrolladora de la rivalidad, que estas comunidades desarrollaron desde sus inicios.
La chispa divina
Escasamente han transcurrido 5,000 años, una brizna para las eras cósmicas, que nacieron los primeros grandes imperios. Desde entonces, el ser humano se desarrolló tan vertiginosamente que es posible creer en las teorías de los antepasados viajeros del espacio y del tiempo… Aunque aún existen sociedades que viven apegadas a sus raíces, a la tierra (algunos escogen y defienden este arraigo) en una organización social bastante parecida a la de los antepasados, durante la revolución neolítica.
El clima benéfico y húmedo generó comunidades y ciudades cada vez más amplias. Las primeras grandes civilizaciones, se asentaron para desarrollarse en las orillas de caudalosos ríos. En los siglos posteriores, estos imperios se sucedieron en China, Babilonia, Mesopotamia, India, Egipto, Grecia, Roma, entre otros; con extrema grandeza cultural, científica y en las artes no tan nobles de la guerra.
Algunos antropólogos contemporáneos afirman que la especie humana no tiene razas, ya que esta terminología solo es aplicable a los rasgos históricos y culturales, más, a lo largo de la historia, se ha especulado y se han establecido ‘razas’ refiriéndose a rasgos físicos y biológicos, que han llevado hasta nuestros días su carga negativa de exclusión. Los estudios genéticos indican que los caracteres físicos son atribuibles, a escasos pares de genes.
Los tesoros humanos
Es posible seguir la huella de las grandes obras y los sitios emblemáticos de la evolución humana. Los momentos cumbre, en el sentido bienhechor, aportado por la humanidad, y para ejemplificarlo, las 7 maravillas del mundo antiguo, seleccionadas probablemente en el siglo VII d. C. y las del mundo moderno: Elegidas en 2007 mediante una votación internacional en la que participaron hasta 100 millones de personas.
La humanidad a través de sus maravillas
Se les llama ‘maravillas’ porque su realización desafía los límites y por ser testimonios del poder creativo e innovador de la humanidad.
Faro de Alejandría en Egipto
El Faro fue edificado en el siglo III a.C. en la Isla de Pharos, frente a Alejandría, durante la dominación griega. Se le llamó la luz del Mediterráneo, pues la torre de más de 100 metros era claramente visible durante el día y también en las noches, gracias a una hoguera encendida que servía como una gran guía para los navegantes de la antigüedad.
Al Faro de Alejandría se debe la invención de la palabra ‘faro’ y el origen de estas construcciones. Estuvo en pie hasta el siglo XIV y es mencionado en las obras de Homero, Hesíodo y Heródoto. Actualmente, Alejandría es uno de los centros culturales y puertos principales de Egipto, junto a la cercana Bahía de Abukir.
Los Jardines Colgantes de Babilonia
Fueron construidos por el Rey caldeo Nabucodonosor (600 a.C.) reconocido por ser un gran constructor, en Babilonia (hoy Irak) a orillas del río Éufrates; se cree que los jardines estaban sembrados en terrazas escalonadas a lo largo de 20 m de altura. Fueron abandonados en el siglo V a.C.; alrededor de esta maravilla aún se ciernen muchos misterios, algunos dudan de su existencia, mientras otras teorías los sitúan en áreas diferentes de la zona. Por su majestuosidad se asocia a una exhibición de supremacía en un plano simbólico.
El Coloso de Rodas
El constructor Cares de Lindos, creó en Isla de Rodas, Grecia, una estatua de 39 m de altura, destinada a desparecer 59 años después en el gran terremoto. Hay muchas referencias a este monumento ya que sus piezas estuvieron en el sitio donde cayeron por los siguientes 800 años. Entre otros escritores, Plinio el Viejo se refirió a la extraordinaria estatua. Rodas es una isla especial con grandes atractivos hoy en día.
Entre las otras maravillas desaparecidas se encuentran: La Estatua de Zeus, creada por el escultor Fidias, en la ciudad de Olimpia donde nacieron las olimpiadas; actualmente es un sitio arqueológico de Grecia. EL Templo de Artemisa en Éfeso, ciudad portuaria de Esmirna, en Turquía, en el valle de Ayasoluk, cuya construcción ocurrió durante 120 años, y el Mausoleo de Halicarnaso (Bodrum, Turquía) terminado en el año 353 antes de Cristo.
La Gran Pirámide de Guiza
El faraón Keops la mandó a construir cerca del Cairo y es la única de las maravillas que existe aún. Es, al mismo tiempo, la más antigua de todas. Se terminó de construir en el año 2,570 a.C. y, hasta que se levantaron las grandes ciudades con rascacielos, fue la edificación más colosal del mundo. Es una proeza rodeada de misterio, porque quienes la construyeron cargaron cada bloque con un peso por encima de dos toneladas. La Gran Pirámide de Guiza necesitó dos millones de estas piezas.
Las siete maravillas del mundo moderno
De acuerdo con 100 millones de personas, que emitieron su voto en un concurso internacional convocado en el año 2007, se eligieron las siete maravillas del mundo moderno: Siete, por ser un número asociado a la suerte y a la creación. De 200 monumentos sugeridos vía Internet, 21 quedaron como finalistas y solo los mencionados a continuación prevalecieron. Todas pueden y deberían ser visitadas.
La Gran Muralla China, China
Situada al norte del imperio chino, es un prodigio de la ingeniería. Comenzó a levantarse durante la dinastía Ming (siglos XV y XVI) sobre estructuras previas usadas como una barrera para sus enemigos: La muralla alcanza varios miles de km2, que se extienden desde la frontera de Corea hasta el sur de Mongolia, llegando a albergar hasta un millón de guerreros. En nuestros días es un símbolo de orgullo de la nación china.
Tantos asistentes buscan entrar diariamente a conocer La Gran Muralla China que, recientemente, se ha tenido que reducir a 65,000 las personas que pueden visitarla durante un mismo día.
Chichén Itzá, México
En su momento fue la ciudad más poderosa y predominante de la Península de Yucatán, en México, y la capital del mundo Maya. Fue fundada entre el año 325 al 550 d.C. A la llegada española era reverenciada como centro de culto y peregrinación. Sigue siendo un sitio importante y sagrado para los grupos mayas actuales. Destacan las líneas de los frescos tallados en sus fachadas y columnas.
Es posible visitar 47 hectáreas de la ciudad cuyos vestigios ocupan 15 km2. Entre sus sitios emblemáticos destacan la pirámide de Kukulcán con su juego de luces y sombras que dibujan, durante el equinoccio de primavera, la figura de una serpiente que desciende por los escalones. Aquí se ubica el juego de pelota más grande de Mesoamérica, y el Grupo de las Mil Columnas, una instalación impresionante.
El Taj Mahal, India
Su nombre significa ‘corona de palacios’ y se trata de un conjunto compuesto por diferentes edificaciones donde la principal es el mausoleo, creado con la intención de ser eterno. Una de sus innovaciones consiste en haber sido construido sin columnas ni puntales. Pensado para maravillar, sus arquitectos usaron un estilo que mezcla influencias persas, hindúes, musulmanas, elementos turcos y de occidente. Además, los arquitectos se las ingeniaron para lograr efectos ópticos, perdurables en cada visitante: Cenefas, minaretes, cúpulas, caligrafías, portales, arcadas y paneles decorativos; calados en mármol, relieves en piedras, entre otros detalles de gran belleza, con el objetivo de expresar perpetuamente un amor eterno.
Ciudad de Petra, Jordania
Sigue siendo considerada como el mayor tesoro de Jordania. Una metrópoli excavada en la piedra conocida como la ciudad rosa.
Por su ubicación, hace dos mil años unía las rutas de comercio porque en ella conectaban los mercaderes de China, India, Egipto, Siria, Arabia, Grecia y Roma. Ya era reconocida como una maravilla en el mundo antiguo y en las contemporáneas le han hecho justicia.
Su fachada es impresionante, mide 39 m de ancho y 40 m de alto, se puede visitar su gran teatro, templos, obeliscos, altares, enormes columnas y la joya de la ciudad: Su monasterio, después de ascender 800 escalones.
El Coliseo Romano, Italia
Representaba el esplendor del imperio romano. Fue inaugurado en el año 80 a.C. con celebraciones que se extendieron durante 100 días. Coliseo se traduce como Colosso, cuyo significado es ‘gigante’. Fue la estructura más grande de la antigüedad con capacidad para 50,000 personas y 80 filas de gradas. Bajo suelo se extendía un laberinto de espacios y contaba con 24 elevadores para trasladar a los gladiadores y animales a la arena. El coliseo funcionó durante 500 años. Hoy en día permanece como uno de los sitios más visitados de Italia.
Machu Pichu, Perú
La ciudad es un portento arquitectónico y de ingeniería realizado por la cultura Inca de Perú, quienes la ocuparon durante tres generaciones. Fue construida entre los siglos V y XV, de acuerdo con los arqueólogos. Es un lugar idóneo para la observación de los astros, que eran parte de las divinidades de esta civilización extraordinaria; a la vez adoradora de los elementos, la tierra y la naturaleza. Está ubicada a 130 km de la ciudad del Cuzco, en Perú.
Estatua del Cristo Redentor o Cristo del Corcovado, Brasil
Desde cualquier rincón de Río de Janeiro es posible observar su majestuosa figura a 710 m de altura sobre el nivel del mar, en el monte de Corcovado: Con los brazos abiertos abraza a todo aquel que lo mira. Terminó de construirse en 1921, tras cinco años. Está situado en el Parque Nacional de Tijuca y es un símbolo universal de espiritualidad. La estatua fue realizada por el escultor francés Paul Landowski; el rostro es un trabajo de Gheorghe Leonida, un escultor rumano.
El reto perpetuo
Pues resulta que el verbo se hizo carne. Tanto la potencia creadora de los seres humanos como del universo permanecen en una evolución continua: En cierto punto cuántico de múltiples escalas de tiempo ocurren, al unísono, el pasado, el ahora y el mañana.
El oráculo de Delfos en el templo de Apolo
Dios de la luz y del sol, es un sitio fundamental de la antigua Grecia, inhabitado a partir del siglo XVII en su espacio físico; más, en el simbólico y, en cuanto al conocimiento que encierran sus preceptos, está más vigente que nunca.
“Conócete a ti mismo”, es un mandato inscrito en un sitio delante del dintel de la puerta del templo de Delfos, para que fuera obligatorio leerlo al entrar y al salir. Es bueno detenerse en esta máxima que recuerda insistentemente que no hay más camino que ahondar en sí y pulir como esmerado orfebre aquello que habría que enaltecer.
La vida es un viaje en el que podemos cambiar de opinión, partir nuevamente cada vez que abrimos los ojos en la mañana. Cuando llega de frente una situación cualquiera, aligeremos la carga tras imaginarnos riendo, bailando hasta el amanecer. Hay que simbolizar milagros, ya que siempre todo está ocurriendo aquí y ahora, en el único lugar posible: La mente.
Línea de tiempo de evolución de la humanidad
Texto: María del Carmen B. Hernández ± Foto: Artheunt / Smitshpn, Daily Mail, Frvt. Travesías / Super Curioso, 2 ounces, Sofía Originales / Na-tional Geographic, Mangt, Colecciones Real Academia / RT, Rettyy / Tres Llunayeres / Py, fo-tobus