Ciudad mítica monumental
Entre las verdes colinas, Santiago es uno de los mayores centros de peregrinación del mundo, donde se veneran los restos del Apóstol, conservados en una suntuosa urna de plata. Para llegar se han diseñado caminos, que se recorren caminando para merecer un trozo de paraíso, el más largo y merecedor es el francés.
En la catedral, cuya estructura data del siglo XI, destacan el Pórtico de la Gloria, un fabuloso monumento iconográfico de la estructura medieval, donde la tradición pide que se abrace el pilar, y su coro de piedra. Su impresionante fachada domina la bella plaza do Obradoiro, enmarcada por el plateresco hospital de Peregrinos del siglo XV, actual parador turístico con su rica capilla y patios interiores, el neoclásico Pazo de Raxoi, el Colegio de san Jerónimo, actual Rectorado de la Universidad, con portada del siglo XV, y el Pazo de Gelminez.
Paseando por la ciudad descubrimos impresionantes monumentos, como el Colegio Fonseca, de estilo renacentista y con bello claustro, la Puerta Santa de la catedral que se abre sólo en años santos, la imponente Torre del Reloj creando un frente barroco con la Casa de la Parra y la de los Canónigos, el infinito y macizo muro del Convento de San Paio de Antealtares. Las plazas se abren entre los callejones desnudos o bordeados por arcos, por donde nos perdimos para alcanzar la Casa de la Troya, la Azabachería o el monasterio benedictino de Martín Binario, que destacan entre las maravillas arquitectónicas que adornan la ciudad santa.
Santiago es un auténtico museo viviente que vibra con una ambiente de fiesta perpetua, donde pasean estudiantes, visitantes y peregrinos. Es la perla de Occidente, la joya de Galicia.
Texto: Patrick Monney ± Foto: Patrick Monney.